Desde la noche del miércoles, distintos perfiles de Facebook actualizaron su foto por el logotipo de Pirata TV. Ese proyecto, que planteaba una nueva forma de hacer televisión en el país, fue uno de los tantos que impulsó el cineasta y documentalista guatemalteco Eduardo Spiegeler, fallecido trágicamente durante una protesta en Nicaragua.
Temprano interés
Los que estuvieron cerca de Eduardo Spiegeler Szejner sabían que le gustaba la cinta Snatch, el trabajo de Stanley Kubrick y que, a pesar de su breve paso por la música, desde muy joven estuvo interesado en hacer cine en Guatemala. “Nos conocimos en 1999, acababa de surgir el Festival Ícaro y no sabíamos mucho acerca de quiénes hacían películas en el país”, recuerda el realizador Rodolfo Chofo Espinoza , con quien Spiegeler trabajó en no menos de 15 proyectos.
En 2002, la librería Sophos, en ese entonces lugar de trabajo de Spiegeler, se convirtió en el epicentro de estos entusiastas del séptimo arte. “Llegaban Carlos del Valle, Chofo, Domingo Lemus y alguna vez vi a Alejo Crisóstomo. Es cierto cuando dicen que Sophos fue el punto de reunión del nuevo cine guatemalteco, a principios de los 2000. Ahí surgió el cortometraje Evolución Gupi”, indica el periodista Gabriel Arana, amigo del cineasta desde hace 16 años.
Documentales
Director, editor, guionista, actor, productor, camarógrafo y sonidista, hacia 2004 Spiegeler condujo su obra hacia los documentales. En la Fundación Mario Monteforte Toledo fue el responsable de recopilar la labor de distintos artistas plásticos en piezas audiovisuales. “Podía entrevistar a esos genios, porque él también era genio”, dice su amigo, el realizador Domingo
Lemus. De esa época resaltan trabajos como Estética Super Guatemala. Vida y obra de Daniel Schafer; y Difusores acústicos, Aproximación a la sonrisa en la pintura y El juego de hacer dibujos, centrados en Efraín Recinos.
Televisión diferente
Su proyecto más personal, sin embargo fue, Pirata TV, un trabajo de seis entregas. “Era una contrapuesta a la televisión nacional. Generaba contenidos alternativos, como un programa para aprender idiomas mayas, uno infantil y sus Enlatados, que eran cintas antiguas de la historia guatemalteca”, indica Lemus. Agrega que este formato, que funcionó mediante una suscripción, fue otra de las muestras de la herencia que deja Spiegeler a la industria audiovisual.
Universo
Residente en Nicaragua desde hace ya algunos años, en ese país se dedicó sobre todo a la filmación documental. Mas, nunca se desvinculó completamente de la ficción: en 2012 actuó en Polvo y editó Hasta el sol tiene manchas, ambas de Julio Hernández Cordón. Tampoco de sus compañeros de profesión, que lo califican de magnífico asesor. “Todos teníamos algo pendiente con Spiegeler, todos queríamos trabajar con él. Debe haber dejado mucho, pues siempre estaba grabando. Era un universo”, puntualiza Lemus.
Reacciones
Mediante una nota de prensa, la Vicepresidencia de la República lamentó la muerte de Spiegeler y expresó su solidaridad con el gremio periodístico y artístico. Asimismo, pidió el esclarecimiento del hecho. José Luis Chea, ministro de Cultura y Deportes, también envió sus muestras de condolencia a familia, amigos y admiradores de su obra.