La leyenda francesa del cine Gérard Depardieu esboza un balance amargo de la vida en un libro de reflexiones publicado hoy.
El mundo corre hacia el vacío, expone el actor en Monstruo, un libro oscuro que mezcla relatos sobre sus relaciones con gigantes del cine y pensamientos sobre algunos de sus escritores predilectos. “¿Cómo podemos seguir avanzando en una civilización que poco a poco está perdiendo sus razones de ser?”, se interroga el artista, retomando una reflexión del autor austríaco Stefan Zweig, quien se suicidó en febrero de 1942, atormentado por la agonía del mundo.
En el libro, dividido en capítulos cortos, Depardieu habla también de su infancia miserable en Berry, en el centro de Francia, y de su padre, Dédé, quien nunca había visto el mar. Cuenta también cómo descubrió el teatro, su encuentro con figuras como Claude Régy o Marguerite Duras, y más tarde, con Bernardo (Bertolucci), Marco (Ferreri) o François (Truffaut), que cambiaron su vida.
Depardieu se describe a él mismo, con 68 años, como a un hombre cansado de las normas, que celebra la violencia de los excesos. Habla también de la muerte, a la que define como “un bello punto de exclamación sobre lo vivido”. “La muerte es algo normal, sabio (…) Hay que prepararse”, afirma el protagonista de películas como Cyrano de Bergerac y Otros tiempos.
Lamenta además la falta de deseo y sensualidad que según él caracteriza esta época y cuenta que lee el Corán cuando tiene un deseo de sensualidad. “En la descripción del paraíso de Alá hay una verdadera visión del deseo. No tiene nada que ver con la imagen del paraíso que tienen esos idiotas que nunca han leído el Corán y que piensan que 72 vírgenes los esperan (…) si se hacen estallar en público”, agrega, refiriéndose a los atacantes yihadistas.
*AFP