Tokio despidió ayer sus Juegos Olímpicos, quizá los más esperados de la historia por el retraso de un año debido a la pandemia del Covid-19, pero que finalmente vio a los atletas del orbe alcanzar sus sueños e inscribir sus nombres en el Olimpo.
Las gradas vacías y recintos silenciosos marcaron el andar de las justas que en el último suspiro decantaron el medallero para Estados Unidos, cuando parecía que China sería la más laureada.
La ceremonia de clausura comenzó con el traslado de la bandera nipona, seguida por el desfile de banderas en el cual el pentatleta Charles Fernández fue el encargado de portar nuestro pabellón nacional.
A continuación, desfilaron hacia el parque virtual creado sobre el engramillado del Estadio Olímpico los 4 mil 600 atletas que todavía estaban presentes, de los al menos 11 mil que vieron acción en las justas, representantes de 204 países más el Comité Olímpico Ruso y los refugiados del Comité Olímpico Internacional. Entonces comenzó la fiesta para los atletas y voluntarios al ritmo de ska, hasta el Himno a la Alegría se entonó en ese pegajoso ritmo, por medio de la Orquesta de Ska Paraíso de Tokio que se hizo acompañar por la joven cantante local Milet.
Al decir adiós a los Juegos, no podemos olvidar las grandes actuaciones que dieron nuestros atletas, con una mención honorífica para Kevin Cordón, cuarto lugar en bádminton, y Luis Carlos Martínez, séptimo en los 100m mariposa.
Asimismo, la sorprendente actuación de Luis Grijalva en los 5 mil metros planos y el agradecimiento a cada uno de los 24 atletas que nos representaron, por haber dejado el alma en sus disciplinas.
Tokio 2020 bajó el telón, pero se levantó el de París 2024, cuyos ciudadanos recibieron la estafeta con alegría y una vistosa fiesta, frente a la Torre Eiffel, con la esperanza de que dentro de 3 años los aficionados vuelvan a estar en las gradas.