Érick Barrondo ayuda a necesitados en la montaña.
La responsabilidad social es un tema que muchas veces pasa por alto, pero no es el caso del marchista Érick Barrondo, quien desde 2010 ha tratado de dibujar una sonrisa en aquellas personas menos beneficiadas, y ya sea por medio de un tamal o un obsequio para sus niños en Navidad o festejar el Día de la Madre, siempre ha tratado de devolver un poco a sus paisanos.
Con la aparición de la pandemia del coronavirus, Barrondo y su esposa, Mirna, tuvieron que suspender el campamento que tenían en España, donde se preparaban para los Juegos Olímpicos Tokio 2020, y devolverse a Guatemala, aunque a su retorno dejaron atrás la comodidad de su residencia capitalina y siguieron hasta la aldea Chiyuc, San Cristóbal, Alta Verapaz.
Con la iniciativa del gimnasta Jorge Vega, Barrondo decidió ponerse manos a la obra y no esperar hasta diciembre para llevar ayuda a las familias que, según sus propias palabras: “Nadie sabe que existen”, por poco accesible que suele ser.
“Llevábamos a regalar una televisión, y mi papá me acompañó, y cuando íbamos caminando me dijo: ‘Todavía no se te ha olvidado tener hambre, porque si lo hubieras hecho no estarías haciendo esto por la gente. Que Dios te siga dando piernas para seguir marchando y corazón para seguir ayudando’. En aquel momento no pude responderle más que gracias, amigo”, comienza el relato el atleta que se colgó la plata olímpica.
Solidaridad
“Algo muy importante es que solo quien ha aguantado hambre entiende al que sufre en este tiempo; quien ha visto a sus padres preocupados porque no tienen cómo llevar un plato de comida a la mesa de sus hijos, comprende a quienes hoy sufren esa condición, y no lo digo por dar lástima o para que me aplaudan, sino para crear conciencia”, resaltó Barrondo.
“Con esta pandemia que ha venido a afectar a todo el mundo, tuvimos que multiplicar nuestras acciones para tratar de llegar a más personas, que no es que hayan sido olvidadas, sino que nadie sabe que existen porque viven tan lejos entre la montaña que para salir deben caminar horas. Son tiempos difíciles, pero también hay corazones llenos de bondad y amor al prójimo, que colaboran con nosotros”, reaccionó el medallista olímpico en Londres 2012.
“Tuvimos la oportunidad, en la primera entrega, de observar que las señoras para cocinar lo hacían a la intemperie y a veces solo cubiertas con un nailon, prácticamente de rodillas, y decidimos comprar madera, pero con la condición de que por cada árbol talado debían sembrar 15, y nosotros les proveímos los arbolitos que fueron a sembrar, incrementando el costo; compramos lámina y clavos, y con el apoyo de familiares y vecinos se levantaron las paredes”, explicó Barrondo, y que también recibió el apoyo de su hermano, un agente de la PNC, que en su día libre colaboró en esta labor.
“Lo primero que busco es que los niños y jóvenes en casa aprendan a valorar lo que llevan sus padres cada día, porque hay lugares donde no se tiene nada, y aún así los pequeños son agradecidos. Lo segundo es que las personas aprendan a preocuparse por sus vecinos. Si se suman a mi causa son bienvenidos, pero también pueden seguir las propias, y lo importante es que hagamos algo por alguien más”, señaló el campeón panamericano en Guadalajara 2011.
Cómo ayudar
“A las personas interesadas en colaborar las invito a contactarme por medio de mis redes sociales, que son verificadas para mayor confianza, y ya nos ponemos de acuerdo en la forma en la que puedan hacerlo. También en la página de www.ebarrondo.com, de cada una de las ventas que se hagan, un porcentaje será destinado a apoyar a las personas necesitadas, tanto por la compra de café, playeras o gorras”, manifestó.
“En Europa ya comenzaron a competir; sin embargo, de mi Federación no tengo todavía noticias sobre cuándo se podrá empezar a entrenar formalmente, y nos están sacando ventaja camino a Tokio, y si esto sigue así no tendría sentido dar seguimiento a los juegos, si Latinoamérica no tendrá la preparación adecuada”, enfatizó el marchista.
“Valoro mucho la labor que hace Jorge Vega, yo a él lo quiero mucho porque tiene un gran corazón y siempre le entrega todo a Guatemala”, concluyó.