Redacción deportes, EFE.- El Liverpool, vigente
campeón, no falló y certificó su clasificación para los octavos de final de la
Liga de Campeones como líder del grupo E, al imponerse este martes por 0-2 en
su visita al Salzburgo en un frenético encuentro en el que los de Jurgen Klopp
impusieron su contundencia en las 2 áreas.
Si el conjunto inglés es rock and roll,
el Salzburgo del estadounidense Jesse Marsch es puro speed metal, como se encargó de demostrar el conjunto austriaco con
una impetuosa puesta en escena que le permitió firmar dos peligrosas
aproximaciones antes de cumplirse los tres primeros minutos de juego.
Pero si el Salzburgo apostó por el vértigo, no rehuyó el duelo el Liverpool,
que, con su habitual intensidad, pudo inaugurar a los cuatro minutos de juego
el tanteador con un remate del egipcio Mohamed Salah, que ganó la partida a su
marcador luego de un pase en largo del central croata Dejan Lovren.
El centro del campo no tardó en convertirse en un mero lugar de paso para las
constantes acometidas de ambos equipos, que buscaron llegar una y otra vez al
área en el menor tiempo posible.
El hábitat en el que mejor se mueve el Liverpool y, sobre todo, el tridente que
forman el egipcio Salah, el brasileño Roberto Firmino y el senegalés Sadio
Mané.
Los atacantes del conjunto inglés se sienten como pez en el agua moviéndose a
la máxima velocidad, pero no les tienen nada que envidiar el surcoreano
Hee-Chan Hwang, el noruego Erling Haaland y el japonés Takumi Minamino.
Lo demostraron a los siete minutos en una eléctrica combinación entre el
japonés, que sorprendió a los defensas con un espectacular taconazo, y el
surcoreano, al que solo le privó del gol una espectacular mano del portero
brasileño del Liverpool, Alisson.
Ocasiones y más ocasiones que quedaron reflejadas en la estadística, que
registró que entre los dos equipos -6 por parte del Salzburgo y 5 por la del
Liverpool- habían disparado en 1once ocasiones en los primeros 25 minutos de
juego.
De hecho, las ocasiones no dejaron de sucederse, pero Alisson y Stankovic se
encargaron de impedir con sus intervenciones que ni Salzburgo ni Liverpool
pudieran marcar.
Especialmente inspirado se mostró el guardameta del Salzburgo, que si en la
prolongación del primer tiempo evitó un gol del guineano Naby Keita, en el
arranque del segundo frustró las esperanzas de Salah, al arrebatar el balón de
los pies al egipcio en un mano a mano en el interior del área.
No pudo hacer; sin embargo, nada Cican Stankovic por evitar el gol de Keita,
que firmó a los 57 minutos el 0-1 al rematar de cabeza un centro de Mané, que
no desaprovechó un espectacular pase del lateral Trent Alexander-Arnold de
banda a banda para internarse en el área del Salzburgo.
Un golpe que pareció aturdir al conjunto local, que un minuto más tarde quedó
completamente noqueado con el segundo tanto del Liverpool, obra de Salah, que
se resarció de sus fallos anteriores con una magnífica definición.
Casi sin ángulo y después de sortear al portero local, el egipcio, que se había
encargado de propiciar el fallo del defensa camerunés Jerome Onguené con una
atosigante presión, estableció el 0-2 con un sutil remate con la derecha, su
pierna menos buena.
Estos goles acabaron con cualquier posibilidad de clasificación del Salzburgo,
que se estrelló con la solidez y, sobre todo, la pegada de un Liverpool,
vigente campeón, que demostró que sigue conservando suficiente rock and roll en sus venas para tratar
de retener el trono que conquistó el pasado año en Madrid.