Madrid, EFE.- Los
3 goles de Raúl de Tomás y 1 de Bebé permitieron al Rayo Vallecano ganarle al
Celta de Vigo (4-2) en un partido frenético que tuvieron que remontar y que le
permite mirar la permanencia con más optimismo, todo lo contrario que el equipo
gallego, que se acerca peligrosamente a la zona baja.
El partido comenzó con un ritmo muy alto hasta el punto que a los 3 minutos,
con muchos aficionados aún entrando en el estadio, el Rayo abrió el marcador
con 1 gol de falta directa de Raúl que se coló por el poste derecho de la
portería de Rubén Blanco.
La ventaja en el marcador no le sentó nada bien al Rayo, que inexplicablemente
tuvo unos minutos de desconcierto que le valieron dos goles sin que su rival
realmente hiciera grandes méritos.
El empate llegó en un córner botado desde el costado derecho que fue muy mal
defendido por los jugadores del Rayo y que terminó con un remate totalmente
solo en el corazón del área del central mexicano Néstor Araujo.
Solo 5 minutos después, Brais Méndez remató un balón sin aparente peligro que
tocó en el brazo de Abdoulaye Ba. Maxi Gómez, desde los 11 metros, lanzó su
disparo al lado izquierdo de Dimitrievski, que tocó el balón pero no lo pudo
parar.
Los dos goles dejaron herido al Rayo, pero con el paso de los minutos se fue
serenando y, gracias a que el Celta renunció a jugar el balón y llevar la
iniciativa del choque, su juego comenzó a ser más fluido y sus acercamientos a
la portería rival constantes.
Para entonces la afición comenzó a tomarla con el VAR, que tuvo un papel
protagonista en un gol anulado a De Tomás y poco después en otro que sí dio al
delantero rayista luego de la consulta por el audífono.
Antes del descanso el Rayo Vallecano pudo celebrar otro gol más, pero no lo
hizo porque el argentino Oscar Trejo, totalmente solo frente a Rubén Blanco,
estrelló su remate en el portero del equipo gallego.
En la segunda parte el partido siguió con el mismo ritmo frenético que terminó
la primera mitad y con el Rayo intentando llevar la iniciativa ofensiva, aunque
con el paso de los minutos al Celta, por el resultado, no le quedó otra que
también intentar irse arriba dando más protagonismo en el juego a sus
centrocampistas Jozabed y Fran Beltrán, pitados cada vez que tocaron el balón.
Esa mejoría del Celta volvió a despertar el nerviosismo en el Rayo, que sin
balón es un equipo que no se encuentra cómodo, y a punto estuvo de lamentar un
nuevo gol del equipo gallego a un disparo de falta al travesaño de Maxi Gómez.
Cuando más vulnerable parecía el Rayo una jugada extraña llena de rechazos
terminó con un remate seco de Raúl que no pudo atajar Blanco.
El gol llevó el delirio a las gradas y hundió por completo al Celta de Vigo,
que acabó atacando con más intención que acierto y en el tiempo añadido recibió
el cuarto gol del Rayo, obra de Bebé, al culminar con acierto un mano a mano
con el portero visitante.