Arequipa, EFE.- El catarí Nasser al-Attiyah y el chileno Pablo Quintanilla tomaron este miércoles el mando del Dakar en coches y motos, respectivamente, en un día convulso para los pilotos de cabeza, como el motociclista español Joan Barreda, quien abandonó, y su compatriota Carlos Sainz, que perdió casi toda opción de ganar el rally.
La etapa, la tercera de este Dakar, resultó una trampa para los pilotos que salían en cabeza, a los que les costó encontrar el rumbo del recorrido, de 798 kilómetros entre San Juan de Marcona y Arequipa, en Perú, de los que 311 kilómetros eran cronometrados, mayormente por dunas cercanas al océano Pacífico.
Así le ocurrió a Barreda (Honda), que se puso a liderar a toda la caravana y a abrir pista hasta que se equivocó de dirección y se metió en un barranco del que le fue “imposible” salir hasta que un helicóptero lo rescató del lugar.
“He intentado girar, dar la vuelta para salir, pero no había forma. Luego fui más abajo para buscar alguna alternativa, pero fue imposible”, recalcó Barreda, que sumó su cuarto abandono en sus 9 participaciones en el Dakar, cuyo mejor resultado es un quinto puesto en 2017.
El piloto español había comenzado la etapa como líder de la clasificación general, posición que pasó a manos del chileno Pablo Quintanilla (Husqvarna), quien hizo el mejor tiempo del día, solo por detrás del francés Xavier De Soultrait (Yamaha), que fue el vencedor de la etapa.
En la segunda posición de la general se situó el argentino Kevin Benavides (Honda), a 11 minutos del chileno, y que con el abandono de Barreda pasa a ser la principal carta de la marca japonesa para ganar la carrera.
Quintanilla reconoció que la etapa le resultó “estupenda” porque, al contrario que Barreda, prefirió ser conservador y bajar el ritmo en los tramos más complicados.
“Decidí concentrarme al cien por ciento en la navegación para ir cogiendo los puntos GPS y el camino correcto”, dijo Quintanilla sobre los distintos puntos ocultos que los pilotos deben encontrar para poder seguir la ruta.
En autos la historia fue parecida, porque el sudafricano Giniel De Villiers (Toyota), líder de la general antes de esta tercera etapa, y el francés Sébastien Loeb, ganador de la segunda etapa, tuvieron muchos problemas, ya que el primero sufrió una avería y el otro acabó undécimo, a 42 minutos de Peterhansel.
Sáinz, que había comenzado el día muy fuerte, acabó sin casi opciones de repetir la victoria lograda el año pasado en el rally, luego de pasarse más de 3 horas detenido en el kilómetro 38 del tramo cronometrado por la rotura de la suspensión de la rueda trasera izquierda de su coche.
El madrileño tuvo que esperar a que uno de los camiones pasara por ese punto para que le llevara los repuestos que necesitaba, y así reparar junto a su copiloto Lucas Cruz el automóvil y reanudar la marcha.
El español Joan Nani Roma, al volante de uno de los 4×4 de Mini, salió vivo de esta complicada etapa y acabó en la quinta posición, a 18 minutos de Peterhansel, por lo que en la general pasó a estar cuarto, a 12 minutos de Al-Attiyah.
La emoción también está en los UTV (vehículos utilitarios todoterreno), una categoría emergente del rally compuesta por vehículos ligeros de dos plazas, idóneos para pilotar sobre dunas, y donde el español Gerard Farrés ganó la etapa y el chileno Francisco Chaleco López se convirtió en el nuevo líder.
Farrés hizo el mejor tiempo del día, dos minutos por delante de López, y en la clasificación está segundo, a 3 minutos y 24 segundos del chileno.
En camiones, el argentino Federico Villagra (Iveco) recortó tiempo sobre el líder de la categoría, el ruso Eduard Nikolaev, al que tiene a cinco minutos, mientras que en quads sigue dominando el argentino Nicolás Cavigliasso.