Vinculada al deporte desde niña, María José Paiz comenzó en la disciplina de la gimnasia, en la cual vio limitado su desarrollo al enfrentar una lesión en el brazo cuando tenía 14 años, sin imaginarse que ostentaría una marca nacional en salto triple, durante 16 años.
Paiz vio una ventana de posibilidad en el atletismo y empezó a practicarlo en el Estadio Cementos Progreso, destacando en pruebas de velocidad.
Poco después, y gracias a su buen desempeño llegó al Estadio Doroteo Guamuch Flores, donde el entrenador armenio Manvel Maloyan (QEPD), le propuso que también practicara el salto largo y triple.
“El deporte ha sido parte de mi vida desde los 7 años, cuando hacía gimnasia, hasta la actualidad, en la gestión administrativa. El entrenador Maloyan me convenció de que, además de las pruebas de pista, me entrenara en las de salto, y rápidamente logré evolucionar”, recuerda Paiz.
“Empecé como velocista en el atletismo, y sin haberlo practicado realmente mucho tiempo entré en mi primera participación del ciclo olímpico en los Juegos Centroamericanos Guatemala 2002, en la que obtuve la medalla de plata en los 100 metros, otra en el relevo 4×100, y preseas de oro en el salto largo y triple, en el cual establecí el récord nacional”, cuenta la exatleta, que para entonces empezaba a priorizar los estudios universitarios sobre el deporte.
Paiz concluyó sus estudios en Administración de Empresas y obtuvo la maestría en Investigación de Actividad Física, Deporte y Salud, lo cual le abrió las puertas para la Gerencia de la Fundación Amigos del Deporte Olímpico (FADO).
“La FADO brinda un apoyo adicional a la preparación de los deportistas de alto rendimiento, que busca por medio de la aprobación de la iniciativa de ley: ‘Creación de Fundaciones para el Fomento, Financiación y Seguimiento del Deporte de Alto Rendimiento’, tener un mejor control y captación de recursos”, comenta la entrevistada.
“Posteriormente, siempre por medio de la FADO, se promueve la creación de la Fundación Olímpica Guatemalteca (Funog), que busca insertar el deporte en zonas de alto riesgo, por medio del cual se provee una formación integral para los menores, porque además ofrecemos educación, salud y valores”, añade Paiz.
El proyecto de la Funog empezó con 105 menores, y este año ya alcanza cifras de 800 en distintas zonas; asimismo, se abrirá una nueva región el próximo año, en Escuintla. Max S. Pérez.