La despedida eterna que tuvo Julio Ariz Loco Leiva, ayer, en su inhumación, en el Camposanto La Colina, fue llena de lágrimas y mucho amor de parte de su madre, hermanos, esposa, hijos y amigos muy cercanos.
Desde la salida de la funeraria hasta el cementerio, el sepelio estuvo acompañado por una caravana de autos, con personas de distintos lugares que mostraron su admiración por el exfutbolista y exentrenador de balompié.
Globos, confeti y mariachis que interpretaron canciones de despedida y del agrado del Loco, en vida, fueron las muestras de mucho cariño y agrado para el carismático ídolo del balompié nacional.
“Ser el mejor técnico es ser loco; ser el mejor amigo es ser loco, pues yo voy a ser loco también. Solo inmortalizaron al Loco.
Que descanse en paz y en nombre del pueblo agradecemos lo que él dio”, manifestó el presidente del Deportivo San Pedro, Estuardo González.
“Ya no voy a tener quién me dirija en los partidos. Me queda un vacío muy grande”, dijo su hijo, Julio Ariz Marroquín.
“Me han matado a mí también. Se llevaron lo mejor de mi vida”, manifestó la madre del exdirector técnico, Blanca Leiva.