Un amor verdadero, desinteresado y lleno de ternura acompaña cada etapa de la vida. Un ser especial, tan angelical se vuelve el motor de niños y adultos. Mamá, una palabra y dos sílabas que esconden un universo de emociones y recuerdos. Hoy, Kenneth Müller, Mónica Sarmientos, Lucía Armas, Byron Quiñónez, Alejando Azurdia, Mirciny Moliviatis, Milagro Quiroa y Paulo Alvarado, representantes del arte y la cultura, recordaron la influencia de sus madres en sus carreras.
Lucía Armas
Bailarina y coreógrafa
“Mi mamá fue mi motor artístico, porque a los cuatro años me llevó al Conservatorio y luego a la Escuela de Danza. Aun cuando las condiciones económicas no eran las ideales, hacía grandes sacrificios para que creciera en una disciplina que se convirtió en mi vida. Me llevaba a mis clases y presentaciones y me compraba los accesorios. Le rindo un homenaje a María Dolores Gálvez, quien hace dos años partió, pero siempre estará en mi corazón. Todos los días pienso en esa gran mujer que nos transmitió a mis hermanos y a mí la pasión por el trabajo”.
Alejandro Azurdia
Ilustrador
“Tenemos una relación de amigos y es una bendición que esté a mi lado. Desde pequeño tuve la inquietud de dibujar y recuerdo que rayé las paredes de la casa y me regañaron. Cierto día al regresar del colegio encontré los muros de mi habitación cubiertos de fórmica y un paquete de marcadores para dar rienda suelta a mi imaginación. Cuando le dije que quería hacer tatuajes, aunque no le pareció la idea, hizo un esfuerzo y apoyó mis proyectos. Hace cuatro años le diagnosticaron cáncer y fue triste, pero hace un año la enfermedad fue controlada. Así comprendí que su compañía es mi tesoro más preciado”.
Milagro Quiroa
Pintora
“Mi mamá estudió Artes Plásticas y esto le permitió estar al tanto del trabajo que creamos con Anaité y Rocío, mis hermanas. Quiso ser pintora y amaba el arte, y por eso nunca se alejó de la pintura, leía mucho y estuvo pendiente de las nuevas tendencias. Fue una mujer entusiasta y directa, y cuando comencé mi carrera jamás dijo que no le gustaba mi obra. Conforme avancé, tuve su apoyo y eso me motivó a seguir adelante. Luego de un tiempo todo fue más serio, veía los trazos que hacía y los corregía. Aunque no me simpatizó, en la mayoría de los casos acertó. Su enseñanza me hizo ser autocrítica, ya que su anhelo fue saber que hacía las cosas bien”.
Kenneth Müller
Cineasta
“Mi madre ha sido prácticamente un pilar. Honestamente, no creo que habría podido lograr algo sin ella, pues se ha dedicado a impulsar las cosas que hago, por más locas que sean. El cine es una carrera muy arriesgada, en la que existe mucha presión y ella se ha convertido en mi cómplice. Cuando viví fuera del país, siempre estuvo pendiente y me visitaba. De cierta forma me ha ayudado a ordenar mi vida, pues soy una persona despistada. Es una persona luchadora, tiene un carácter fuerte, pero con eso me ha mantenido en la tierra”.
Mirciny Moliviatis
Chef
“Ella es mi mejor amiga, la admiro demasiado por ser una persona valiente y trabajadora. Su determinación y orden, a pesar de las dificultades, es un ejemplo y motivación, que provoca ese deseo de continuar. Lo curioso es que yo amo la cocina, pero ella no, aunque su sazón es deliciosa. Tengo en mente su pasta con mariscos, arroz y sopa de pollo. De hecho, hay momentos en los que añoro su consomé, que es reconfortante. Siempre recordaré una Nochebuena en la que me enfermé y estuvo presente para cuidarme”.
Paulo Alvarado
Chelista
“Mi madre, Rosalind Browning, fue decisiva en vida. Era una pianista escocesa, que en Reino Unido conoció a mi papá y así llegó a Guatemala. Aunque me impulsó a ejecutar su instrumento, también cuidaba mucho de que estudiara chelo. Elementos de la música, como la teoría y el conocimiento histórico, los conocí por ella. Le debo mi predilección por el compositor alemán Johannes Brahms. Tenía paciencia de oírme y me esperaba para escuchar algún disco nuevo juntos”.
Mónica Sarmientos
Actriz y violinista
“Matilde Roldán Salguero, conocida como La Mati, es muy me querida por la gente. Es dócil y carismática, pero si necesita poner altos lo hace. La vena humorística me viene de ella, porque es chistosa y su familia jocosa. Cuando era pequeña, a pesar de trabajar todo el día, me ayudaba en las tareas del colegio. Se siente orgullosa de lo que hago y cada vez que tengo una presentación me dice: ‘Mi amor, ¡qué linda! Me encanta verla’. Ese tipo de cosas lo motivan a uno”.
Byron Quiñónez
Escritor
“El apoyo de mi madre fue más en lo moral e intelectual. Compartíamos el gusto por el buen cine, los textos y el arte. De hecho, me contagió su adicción por la lectura y es indirectamente responsable de que yo me dedique a escribir, porque en la literatura no se necesita otra cosa que silencio, inspiración y un lugar para crear. Falleció en 2004 y fue difícil, nos llevábamos bien. Lo que más lamento es que no haya vivido lo suficiente para ver mis demás libros, solo presenció la publicación del primero, Seis Cuentos Para Fumar. Ella era la primera que leía y daba sus opiniones. Incluso, en algún momento, me dio sugerencias que hasta hoy guardo”.