La agencia de riesgo Fitch Ratings confirmó ayer la calificación crediticia para Guatemala en BB, con perspectiva estable y pronosticó un crecimiento económico de 3.2 por ciento para este año.
“Las calificaciones de Guatemala están respaldadas por su historial de estabilidad macroeconómica y políticas conservadoras, baja deuda pública con respecto al PIB y sólida liquidez externa”, expone en su informe la calificadora.
Agrega que estas fortalezas se ven contrarrestadas por una base tributaria restringida que limita la flexibilidad de las políticas y limita la tolerancia a la deuda, así como los indicadores débiles de gobernabilidad y desarrollo humano.
Otro punto que resalta es que a pesar del alto nivel de ruido político en los últimos tres años, el crecimiento económico ha demostrado ser relativamente resistente, respaldado en parte por la favorable demanda externa de los Estados Unidos y los fuertes flujos de remesas de los trabajadores.
“El crecimiento se desaceleró a 2.8 % en 2017, un nivel inferior al potencial, debido a la reducción fiscal y al cierre de la mina de plata Escobal”, puntualiza la firma estadounidense.
Asimismo, puntualizó que la inversión en el Producto Interno Bruto ha disminuido constantemente desde 2007 y fue solo del 12.2 % en 2017. Sin embargo, se prevé que el PIB real se acelerará al 3.2 % en 2018 y al 3.5 % en 2019, suponiendo una mayor ejecución presupuestaria de la inversión pública y fuertes entradas de remesas de consumo”, añadió.
Los riesgos a corto y mediano plazo para la inversión y el crecimiento interno están en la parte negativa, en opinión de Fitch, debido a los riesgos de ejecución del presupuesto para la inversión pública y la incertidumbre política.
En ese contexto, Fitch sugirió implementar una reforma tributaria más profunda para elevar la base tributaria baja del Gobierno.