Como transparente, calificó la Embajada de Estados Unidos acreditada en Guatemala, el proceso de elección en el que Abel Francisco Cruz Calderón, resultó designado como el nuevo titular de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) para el período de 2018-2023.
“Felicitamos al presidente Jimmy Morales, por el proceso transparente en la selección del superintendente. Esperamos trabajar con el nuevo jefe de la Superintendencia, Abel Cruz, para contribuir a la prosperidad, seguridad ciudadana y gobernanza de Guatemala”, manifestó la Embajada en sus redes sociales.
El viernes, con el nombramiento de Cruz Calderón concluyó este proceso, que duró ocho semanas y se caracterizó por ser técnico, abierto, legítimo y competitivo, en el que los 21 profesionales que presentaron su papelería fueron tratados en igualdad de condiciones, subrayó Liliana Castillo, integrante del Directorio de la SAT.
Prioridades
El plan de trabajo del nuevo jefe de la SAT se centra en cuatro áreas: aumentar la recaudación, reducir las brechas de cumplimiento tributario, incrementar la eficiencia en aduanas y fortalecer las capacidades de gestión institucional.
“Me planteé como misión recaudar con transparencia y efectividad los recursos para el Estado y que en 2023 la SAT sea una administración renovada, efectiva y automatizada”, expresó Cruz Calderón, quien desde enero fungió como superintendente interno y antes de esa fecha como intendente de Recaudación.
Julio Héctor Estrada, ministro de Finanzas Públicas y presidente de ese cuerpo colegiado, dijo que el economista fue seleccionado entre ocho aspirantes, por su capacidad, experiencia, plan de trabajo, competencia y hoja de vida.
Agregó que la meta del Directorio es fortalecer la capacidad fiscal del Estado e institucionalizar procesos que hagan sostenibles su transformación y modernización del Fisco.
Recomendación
Por su lado, la misión del Fondo Monetario Internacional, que recientemente visitó el país, recomendó abordar una reforma tributaria de largo alcance, para elevar los ingresos al menos al 15 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual requiere contemplar una amplia gama de modificaciones a la política tributaria, entre ellas, una subida de las tasas del Impuesto sobre la Renta personal.