El anteproyecto de presupuesto para 2018, que tiene un techo de Q87 mil 672 millones, prevé una subida de Q3 mil 151 millones para el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), con el fin de garantizar una mayor inversión en la red vial y en obras físicas, informó Julio Héctor Estrada, titular de la cartera del Tesoro, tras una citación en el Congreso.
“Los parámetros de la deuda y los indicadores macroeconómicos del presupuesto son conservadores. No nos estamos saliendo de los estándares de endeudamiento como porcentajes del Producto Interno Bruto (PIB), pues el concepto es que los proyectos que no se ejecutaron este año se hagan el próximo”, explicó el funcionario.
Proyectos
Al CIV, que tiene asignados Q4 mil 138 millones para este ejercicio, se le estableció como techo indicativo Q7 mil 289 millones, para revertir la caída en los recursos otorgados, que venía desde 2010, y ejecutar los contratos que se vieron afectados este año por la situación operativa, subrayó Estrada.
“Con el monto fijado prevemos finalizar 35 proyectos de arrastre, entre los que destacan El Libramiento, en Chimaltenango, la Franja Transversal del Norte, poner en óptimas condiciones los pasos fronterizos con El Salvador y Honduras y abrir dos nuevos pasos con México y Belice”, manifestó Aldo García, encargado de la cartera de Comunicaciones.
Además del eje de infraestructura, el plan de gastos que el Minfin enviará al Legislativo priorizará las áreas de seguridad y justicia, salud y educación.
Meta de recaudación
Estas necesidades serán financiadas con Q62 mil 485.9 millones en ingresos que prevé recaudar la Superintendencia de Administración Tributaria en 2018 y con no menos de Q13 mil 500 millones en endeudamiento.
Francisco Solórzano Foppa, titular del ente recaudador, puntualizó que los tributos se obtendrán mediante el pago voluntario de los contribuyentes, la implementación de políticas para combatir el contrabando y reducir la evasión en el Impuesto Sobre la Renta y el Impuesto al Valor Agregado.
Estrada afirmó que el déficit fiscal podría llegar hasta el 2.5 por ciento del PIB en 2018, pero que luego se ajustaría nuevamente en torno al 2 por ciento. De esta manera, el nivel de la deuda no traspasaría el 25 por ciento del PIB, pero permitirá elevar el gasto público al 14 por ciento.