En el Istmo estas divisas ya muestran un repunte en el segundo semestre del año, pese a la pandemia.
Tras la caída de las remesas, como consecuencia de la pandemia de Covid-19 en la economía global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoce la pronta recuperación y el repunte de estas divisas en Centroamérica.
En el Istmo, la caída de estas divisas tocó fondo en abril; sin embargo, en mayo comenzó la recuperación, y ya en el segundo semestre del año se registró una variación interanual positiva, grafica el FMI.
En el caso particular de Guatemala, hasta noviembre, el crecimiento es de 6.4 %. Los connacionales en el extranjero han enviado US $10 mil 176.7 millones (Q79 mil 480.6 millones) en remesas, monto superior en US $609 mil 278.6 comparado con en el mismo período del año pasado, según los registros del Banco de Guatemala (Banguat).
Aunque las últimas revisiones del Banguat apuntan para fin de 2020 un crecimiento en las remesas de entre 2 % y 5 %, la Fundación para el Desarrollo de Guatemala proyecta en 6 % la expansión de estas divisas.
Las remesas representan un rubro importante en la economía centroamericana, el 8.3 % del Producto Interno Bruto (PIB) regional, según el Centro de Estudios para la Integración Económica. Para Guatemala, es el 13 %, de acuerdo con el banco central.
Uso de las remesas
Las remesas que reciben los hogares se destinan a cubrir gastos de alimentación, salud y vivienda. No obstante, un estudio que realizaron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola con los gobiernos de Guatemala, El Salvador y República Dominicana, refiere que existe la oportunidad de dirigir una parte de estos recursos a actividades productivas que
generen ingresos.
“Mientras más relación hay entre las remesas y el PIB, aumenta la probabilidad de que los hogares ahorren los flujos de efectivo no utilizados, mediante los canales formales, lo que permite a los bancos y otras entidades financieras utilizar los fondos para ofrecer productos y servicios financieros”, ha indicado Sergio Recinos, presidente del Banguat.
En ese sentido, dijo Recinos, el reto es diseñar productos innovadores que se ajusten a la realidad y a las necesidades de los receptores de estos flujos en efectivo para crear incentivos necesarios. Como consecuencia, las remesas permanecerán más tiempo en el sistema financiero. Además, agregó, los efectos sobre la inclusión financiera son positivos cuando estas divisas alcanzan un nivel de alrededor del 13 % del PIB, como el caso de Guatemala.
En tanto, la investigación de la Cepal indica que en Guatemala ser receptor de remesas aumenta 2.14 veces la posibilidad de contar con productos de crédito e inversión. Además, en el país “los receptores de remesas muestran una propensión mayor a recurrir a fuentes formales para el financiamiento de actividades empresariales”.
Los beneficiarios de remesas también están más inclinados a recurrir a financiamiento de fuentes formales entre aquellos que utilizan productos de crédito para sus finanzas personales. De tal cuenta, “los individuos financieramente tienen 8.7 veces más posibilidades de invertir una porción de las remesas recibidas en actividades productivas generadoras de ingreso”, según dicha comisión.