Nuestro país y Colombia no reportaron estancamiento en el primer semestre de 2019.
Mientras el Banco de Guatemala (Banguat) aumentó de 3.4 % a 3.5 % la estimación del crecimiento económico con que cerraría el país en 2019, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dio a conocer que Guatemala y Colombia son las excepciones de la recesión que experimentó la región en el primer semestre.
De acuerdo con la Cepal, en los primeros seis meses del año se registró una desaceleración del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), de 18 de las 20 economías de Latinoamérica, con más intensidad de lo esperado en Argentina, Nicaragua y Venezuela.
En ese período, “el PIB de América Latina se estancó y tuvo un crecimiento nulo, por debajo del 1.34 % registrado en el mismo período del año anterior (…) el menor dinamismo se explica por el mayor número de sectores que se contraen (industria manufacturera, construcción y comercio), y se suman el retroceso continuo de la minería en los últimos años”, refiere la Cepal en el Balance Preliminar de la Economías de América Latina y el Caribe 2019.
En el caso de Guatemala, en el primer trimestre de 2019, el PIB de Guatemala registró un crecimiento interanual de 3.0 %, y de abril a junio, 3.5 %, impulsado por el dinamismo que mostraron los servicios privados, las industrias manufactureras, comercio al por mayor y menor, construcción e intermediación financiera, seguros y actividades auxiliares, según el Banguat.
Latinoamérica, en general, registra una desaceleración generalizada, la cual se reflejará en apenas 0.1 % de crecimiento para el cierre de 2019, y 1.3 % para 2020, refiere la instancia regional.
Expectativa
Para el siguiente ejercicio fiscal, el banco central guatemalteco, con base en los análisis internacionales y locales, estima entre 3 % y 3.4 % la expansión de la economía, con un punto promedio de 3.2 %. Como medida para el fortalecimiento de la economía, el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) plantea una serie de recomendaciones, entre estas la implementación de una política económica priorizada, que busque una transformación productiva, enfocada a crear condiciones para la generación de empleo.
En este punto, sugiere la fijación del salario mínimo con parámetros productivos y el establecimiento de la certeza jurídica en la contratación a tiempo parcial. Estas acciones deberían ser consideradas en el corto plazo, aseguró David Casasola, investigador del CIEN.
En el mediano plazo, expuso Casasola, la implementación de una política industrial, la identificación de zonas geográficas para el desarrollo y, para el largo plazo, el crecimiento de zonas económicas especiales.