Su participación en años anteriores en la elaboración de barriletes gigantes ha sido en espacios compartidos con hombres, pero esta vez un grupo de 15 mujeres denominado Ixmucané, de Santiago Sacatepéquez, Guatemala, se organizó para demostrar sus aptitudes artísticas.
Su obra, de 10 metros de diámetro y enfocada en la diversidad cultural femenina, fue parte de las 16 que fueron levantadas en el cementerio de la localidad, como un lazo comunicativo entre vivos y los que partieron al más allá en el Día de Muertos.
“Nosotras también podemos expresar nuestros sentimientos mediante el arte. Nuestro tema es la diversidad cultural de las mujeres. Mayas, garífunas, xinkas y mestizas, todas valemos por igual”, manifestó Gladys Pérez.
La tradición de barriletes gigantes, que lleva no menos de 119 años de surcar los cielos, es una manifestación cultural que identifica a la gente de Santiago Sacatepéquez, y de Sumpango, en el departamento de Sacatepéquez.
Fue por eso que, en 1998, el Festival de Barriletes Gigantes fue declarado Patrimonio Cultural de Guatemala por el Ministerio de Cultura y Deportes.
Migración, conciencia y valores
Estas creaciones, de hasta 18 metros de diámetro, son la vía por la cual la juventud ha exteriorizado su manera de pensar, su forma de ver la vida y sus sentimientos. Destacaron temas relacionados con los pueblos indígenas, rechazo a la violencia, la migración, el valor de las mujeres y la conciencia ambiental a favor de los animales.
Félix Batzín, de Inspiración Santiaguera, expuso la pieza elaborada por ellos, dedicada a los migrantes. “No queremos que haya racismo y que se respeten los derechos de las personas que dejan su país en busca de un mejor futuro”, sostuvo.
Batzín y Alexánder Bucú, de Típicos Santiagueros, aseguraron que su barrilete costó Q15 mil y que significó 6 meses de trabajo. Apenas duró una hora en el cielo, porque se desplomó a causa de los fuertes vientos. Empero, locales y extranjeros aplaudieron el esfuerzo de los artistas.