Fotos: EFE
Al borde de la eliminación, en la agonía, en el aparente último aliento de un ciclo, una chilena de Jude Bellingham forzó la prórroga en el minuto 90+5; un cabezazo de Harry Kane culminó la remontada a los 50 segundos del tiempo extra e Inglaterra resucitó de repente en la Eurocopa 2024 contra Eslovaquia, por fe, por ímpetu y por ambición, cuando percibió su destino hacia el abismo.
Un desenlace increíble cuando apenas quedaba un par de jugadas para el final, después de una hora y media de intrascendencia absoluta del media punta del Real Madrid, quien apareció de la nada para vestirse de héroe salvador del equipo, directo a enfrentarse a Suiza en los cuartos de final del 6 de julio, en Dusseldorf. Una hazaña. También, un milagro, completado por Kane en cuanto el juego se repuso en marcha para la media hora extra.
Es un resurgir del conjunto inglés. Pero además, un despertar. En ninguno de sus tres encuentros anteriores, incluso en una hora del choque de este domingo en los octavos de final, había demostrado nada de lo que sí puso de manifiesto después, cuando se vio contra las cuerdas, cuando se rebeló a los sistemas, las estructuras y las tácticas, sin red a conseguir el empate, renacido el equipo y Southgate. Por Bellingham y por Kane.