Gelsenkirchen, EFE
Sobre la base de futbol y una imagen imponente como equipo, con un resultado corto para la superioridad sobre la vigente campeona, España presentó su candidatura a soñar por la Eurocopa 2024, minimizando a Italia, que escapó de la goleada por la firmeza de Donnarumma, para sellar con tanto en propia puerta de Calafiori el pase a octavos como líder de Grupo B.
Superior desde el talento, intensa, mordiendo arriba, ajena a la presión y con una imagen de cuadro imponente, España pasó por encima de Italia. Mejor en cada faceta del juego, pero sin la precisión en el primer acto en el remate que impulsó un estreno alejado a la tensión que siempre aseguraba una cita con Croacia y desatándose en la segunda; cuando el factor fortuna sonrió a quien tanto lo merecía.
Recuperó su esencia desde el balón y aumentó la posesión pero asociándola a un balompié directo y vistoso, repleto de vigorosidad física y brillantez. La de Nico Williams fue una actuación estelar, que se convirtió en una pesadilla para Di Lorenzo, superado sin ayudas cada vez que fue encarado. La España de extremos amenazó por la izquierda y presentó por la derecha el conocimiento de Lamine Yamal que hace recular al rival.
Una perfecta sintonía con Pedri volviendo a ser puro baluarte, emergiendo la figura dominante de Rodri en la medular, con máxima efectividad en el pase, y con Fabián omnipresente, tan eficaz en el robo como en la finalización. Italia sobrevivió a una avalancha futbolística por Donnarumma y por la falta de precisión de España en el remate.