Dusseldorf, EFE
El cronómetro ya marcaba el minuto 65, cuando Arda Guler controló el balón en tres cuartos de campo rival, condujo, dos toques y dio un zurdazo maravilloso desde fuera del área, potente, a una escuadra, imparable para Giorgios Mamardashvili y Georgia, doblegados por un chico de 19 años dispuesto a traspasar la historia de la selección turca (3-1).
La naturalidad con la que se mueve sobre el campo es increíble. El atrevimiento con el que juega es evidente. La convicción con la que dispara es absolutamente llamativa en un muchacho tan joven. Su golpeo es descomunal. Y sus números son cada vez más irrebatibles, cuando añade un partido más a su recorrido como profesional, en el que salta hacia la fama.
Cinco goles en seis encuentros como titular entre el Real Madrid y Turquía en esta campaña.
A diferencia del conjunto blanco, también cuyo nivel es muy superior en la competencia que tiene el centrocampista ofensivo, la apuesta de Vincenzo Montella por Arda Guler es firme. Lo celebró con euforia, pero con mucho menos asombro que cualquiera de los aficionados que acudieron al estadio Signal Iduna Park de Dortmund, porque lo conoce y lo dirige.