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Con una victoria de esas que valen campeonatos, un gol en el tiempo añadido y luego de un partido gris contra el Udinese (1-2) en el que tuvo que remontar, el Inter demostró que no necesita ser claramente superior para ganar y que tiene muchos argumentos para ser el merecido campeón de un scudetto que ya acaricia.
Desde la derrota de Liga de Campeones en el Metropolitano con el Atlético de Madrid, el Inter es menos de lo que suele ser. Ha perdido efectividad arriba, calidad en el último pase y solvencia defensiva. Aún así, sigue siendo, con diferencia, el mejor equipo de Italia y tiene el título en su mano, solo es cuestión de tiempo.
Y este sufrido logro sobre un conjunto que intenta escapar del descenso fue un alivio, una nueva prueba de autoconfianza para celebrar un paso de gigante con un agónico triunfo que selló Frattesi en el minuto 95.
Porque después de los 97 minutos que duró el duelo, el Inter, sea como fuere, mantiene los 14 puntos de ventaja sobre el Milan, todavía con mucho margen para ganar el cetro y bordar su segunda estrella, la que representará el número 20 de la Serie A, señalando más todavía la fecha deseada para la sentencia, fijada por los interistas en el próximo 22 de abril, en el Derby della Madonnina contra el Milan.