San Salvador EFE
La crisis de violencia ha rebasado su límite en Haití. Ahora, los pandilleros tienen el control de Puerto Príncipe, la capital de esa nación, cuyos problemas repuntaron en 2021, tras el asesinato del presidente Jovenel Moise.
En medio de esta escalada, el pasado fin de semana, las bandas criminales ingresaron en las dos cárceles de la capital, permitiendo la fuga de más de 3 mil presos.
Al mostrar su solidaridad con el pueblo haitiano, el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró que puede arreglar la situación en el territorio caribeño, si cuenta con el visto bueno de las autoridades locales y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y que estén cubiertos todos los gastos de la misión”, publicó Bukele en su cuenta
de X.
En enero de 2023, El Salvador se había comprometido a abrir una oficina de cooperación en territorio haitiano para reducir los altos índices de criminalidad.
Bukele y sus funcionarios afirman que su nación se ha convertido en la más segura del Hemisferio Occidental gracias a la implementación de un régimen de excepción enfocado en la guerra contra las pandillas, que suspende derechos constitucionales y ha dejado más de 78 mil 100 detenciones.
La violencia en Puerto Príncipe ha aumentado significativamente desde el 28 de febrero cuando se conoció que Ariel Henry aseguró que celebrarían elecciones en Haití antes de finales de agosto de 2025, una fecha muy lejana si se tiene en cuenta que el primer ministro debió concluir su mandato el pasado 7 de febrero, según un acuerdo de 2022.
Henry, actualmente en Puerto Rico y la máxima autoridad del país tras el asesinato en 2021 de Moise, es ahora objeto de presiones dentro y fuera de Haití para favorecer una transición que ayude a frenar la aguda crisis y la extrema violencia en el territorio isleño.