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La Comisión Europea busca un incremento masivo del despliegue de infraestructura eólica en la Unión Europea (UE) que permita pasar de 204 gigavatios de capacidad instalada actualmente a 500 GW en 2030, con especial atención a la generación marina, que deberá multiplicar por diez el ritmo de instalación de aerogeneradores.
El llamado Plan de Acción Europeo sobre Energía Eólica que presentó ayer la comisión, que no implica ninguna modificación legislativa, aspira a que al final de la década el viento aporte el 34 por ciento de la electricidad de la región, frente al 16 por ciento actual, lo que contribuirá a alcanzar el objetivo de un 42.5 por ciento de consumo final de energía renovable en 2030.
También, pretende reforzar a la industria europea y evitar que otros países como China se aprovechen de la vanguardia tecnológica comunitaria en energía eólica, como ocurrió en el pasado con los paneles solares fotovoltaicos, un mercado ampliamente dominado hoy por los chinos.
En concreto, la Comisión Europea, máximo órgano ejecutivo de la UE, quiere ayudar a subsanar “una demanda insuficiente e incierta, permisos lentos y complejos, falta de acceso a materias primas, inflación y precios elevados de las materias primas, diseño poco favorable de las licitaciones nacionales, mayor presión de los competidores internacionales y riesgos sobre la disponibilidad de mano de obra calificada”.