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La Policía Militar de Orden Público (PMOP) inició el lunes pasado el control de todas las cárceles de Honduras, en una operación denominada Fe y Esperanza, luego de la matanza de 46 mujeres el 20 de junio en el Centro Femenino de Adaptación Social (Cefas), cercano a Tegucigalpa.
La intervención comenzó en la Penitenciaría Nacional de Támara, a unos 20 kilómetros de la capital, donde centenares de policías tomaron un módulo de privados de libertad miembros de la Mara-18, a los que movilizaron esposados a un patio de la prisión, con las manos hacia atrás, en pantalón corto, descalzos y sin camisa.
Las autoridades informaron que la referida intervención “se está haciendo con respeto a los derechos humanos y con procedimientos normales”.
Ayer continuaron los operativos en tres cárceles: la Penitenciaría Nacional, el Centro de Femenino de Adaptación Social, donde fueron asesinadas las féminas, y la de Morocelí, en el oriente del país. “Que los derechos humanos hagan lo que tengan que hacer, para eso les pagan, pero permítannos trabajar”, recalcaron los oficiales castrenses.
Agregaron que en cumplimiento a las instrucciones de la presidenta Xiomara Castro, se recuperará el control en las 25 cárceles que conforman el sistema penitenciario del país; varias de ellas, controladas desde hace muchos años por bandas criminales conocidas como maras.
También señalaron que en los alrededores de las tres prisiones intervenidas había antenas y otros sistemas de comunicación.