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El gobierno de la Ciudad de México, el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) han reaccionado al repentino flujo migratorio desatado en la capital con un albergue temporal y la agilización de miles de trámites humanitarios, aunque los afectados perciben retos.
Después de que cientos de indocumentados instalaron un campamento provisional en la céntrica plaza Giordano Bruno, cercana a las oficinas de la Comar, el Gobierno capitalino abrió un albergue en el bosque de Tláhuac, en el sur de la ciudad, donde pernoctan cerca de 800 personas.
29.2 por ciento aumentaron las solicitudes de asilo en el primer trimestre.
Muchos de quienes ocupan el recinto, un descampado con carpas, cientos de tiendas de campaña y pequeños edificios con dormitorios y baños, fueron trasladados desde la plaza situada en el barrio Juárez.
“La decisión se basó en la necesidad de brindarles un espacio digno de alojamiento. Estaban en la calle, eran días de lluvia, había problemas de salud”, explicó Jorge García, director de Migrantes de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso) de la Ciudad de México.
Los hechos ilustran las peticiones récord de asilo en México, que recibió 37 606 solicitudes en el primer trimestre de 2023; 29.2 por ciento más que los tres primeros meses de 2022.