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La temporada de huracanes en el Atlántico para 2023 tendrá una actividad “ligeramente por debajo del promedio”, con un total de 13 tormentas con nombre, de las cuales dos se convertirán en huracanes mayores, según un pronóstico de la Universidad Estatal de Colorado (CSU, en inglés) difundido ayer.
De acuerdo a las predicciones del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la CSU, la actividad en la cuenca atlántica se verá influenciada por la previsible aparición del fenómeno meteorológico El Niño, que suele apaciguar las condiciones que dan pie a la formación de huracanes.
44 por ciento hay de probabilidades de que un vendaval mayor toque tierra en alguna parte de EE. UU.
No obstante, los expertos de esta casa de estudios recalcan que hay incertidumbre sobre lo fuerte que pueda ser El Niño, en caso de que se desarrolle. “Las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico oriental y central son mucho más cálidas de lo normal, por lo que si no se desarrolla El Niño fuerte, todavía existe la posibilidad de una temporada de huracanes atlántica activa”, recalcó el departamento de CSU.
De cumplirse las predicciones, acabaría la racha de varias temporadas seguidas por encima de la media. La CSU toma como referencia los promedios fijados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) de EE. UU., con base en el historial registrado entre 1991 y 2020 en el Atlántico.
El reporte, que publica la institución para la cuenca atlántica, prevé un total de 55 días de tormentas y 25 de huracanes; en ambos casos, por debajo del promedio. Pronostica igualmente un 44 por ciento de probabilidades de que un huracán mayor toque tierra en alguna parte de la costa este de EE. UU. y un 49 por ciento de que lo haga en el Caribe.