Ningún antídoto es mejor contra las turbulencias que una victoria en la Liga de Campeones. A eso se aferran el París Saint-Germain y el Bayern de Múnich, rivales hoy en octavos de final, para enderezar el rumbo de dos gigantes que transitan por terreno pedregoso.
Mientras los germanos parecen haber encontrado la calma, que la competición europa puede apuntalar, los franceses están en el peor momento de la temporada y cuentan con la casi segura ausencia de su gran estrella, Kylian Mbappé.
Para el PSG, la eliminatoria lo enfrenta al abismo. Una victoria curaría las heridas, pero una derrota lo confrontaría con todos los fantasmas del pasado, que aparecen siempre que llega la montaña europea en forma de nervios y problemas.
Solo así se puede explicar que un equipo donde todo era un camino de rosas se haya transformado en un manojo de tensiones, con lesiones de estrellas y enfrentamientos en el seno del vestuario tan fuertes que llegan al exterior, luego de dos derrotas consecutivas.
Las tensiones parecen más prolongadas para aquellos que verán acción hasta la próxima semana.