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Una veintena de hombres remueven sin tregua los desechos descargados por cientos de camiones, en busca de un trozo de plástico o de la improbable botella de vidrio que podrán revender, en una masiva montaña de basura en la capital india.
Se trata de uno de las más de 3 000 grandes vertederos que salpican las ciudades indias, y que el Gobierno se ha comprometido a eliminar con una inversión de 1.4 billones de rupias (aproximadamente US $18 900), y sustituirlas por plantas de tratamiento de residuos.
Aunque cerca del 70 por ciento de la población sigue viviendo en el mundo rural, según el último censo nacional elaborado en 2011, India, con alrededor de 1300 millones de habitantes, ha experimentado una explosión urbana en las últimas décadas.
La cantidad de basura generada cada día ha crecido en consecuencia y, según un reciente informe del CSE sobre el sector informal de la basura, el país genera 62 millones de toneladas cada año.
Solo el 19 por ciento de los desechos son tratados en plantas de gestión de residuos, y el resto acaba en alguno de los 3159 vertederos que, según el Gobierno indio, acumulan ya más de 800 millones de toneladas de basura.
La ladera de la montaña de basura de Ghazipur, en el este de Nueva Delhi, colapsó en 2017, matando a dos personas y empujando a varias otras a un canal cercano, un suceso que atrajo importante atención mediática.