El Banco Mundial (BM) mantiene casi inalterada su previsión de crecimiento económico para América Latina (AL) y el Caribe para este año en el 2.5 por ciento, pero alertó ante los peligros que supone un escenario de elevada inflación y ralentización de la actividad económica, con riesgo real de estanflación.
En su informe actualizado de Perspectivas Económicas Globales, publicado ayer, la institución financiera internacional bajó únicamente en una décima el porcentaje de crecimiento previsto para la región (del 2.6 por ciento proyectado en enero al 2.5 por ciento actual).
Sí redujo significativamente; sin embargo, la previsión para 2023, que en enero había situado en el 2.7 por ciento y ahora ha rebajado hasta el 1.9 por ciento.
3.4 por ciento es la previsión para Guatemala.
El principal riesgo que el BM señaló fue un posible impacto en las exportaciones y de la inversión a causa de la caída del crecimiento en el resto del mundo, especialmente en países como China (principal destino comercial de los productos suramericanos) y Estados Unidos (con estrechos vínculos con las economías mexicana y centroamericanas).
Una caída de las exportaciones, unida a la debilidad de la demanda interna, podría llevar a algunas de las grandes economías de la región a la recesión, según el informe.
La guerra en Ucrania es otra de las principales amenazas para las economías latinoamericanas, dada su dependencia de los fertilizantes rusos y bielorrusos para el campo, por lo que se podría dar una hipotética situación de escasez de fertilizantes.