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El Manchester United dio este jueves un nuevo paso atrás, en su pelea casi perdida por disputar la próxima edición de la Liga de Campeones, al empatar 1-1 frente al Chelsea, incapaz de ganar a un equipo que sobrevivió gracias a las intervenciones de David de Gea y a la voracidad de Cristiano Ronaldo.
Ambos son los flotadores en los que se sostiene el Manchester United. Uno, con sus paradas. El otro, con sus goles. Y, frente al Chelsea, volvieron a emerger para por lo menos dar un punto a su equipo en el partido adelantado de la trigésima sexta jornada de la Premier League.
El Manchester United mantuvo ante el Chelsea su tónica habitual de la temporada. Es un equipo incapaz de elaborar juego, no tiene posesión, no defiende bien, sus rivales le llegan por arriba, por los costados y por dentro; es un juguete roto y necesita una reparación urgente. Se salvan pocos: De Gea, Cristiano cuando puede, Bruno Fernandes y pocos más. Cuando aterrice en su nuevo club, el técnico Erik ten Hag tendrá un duro trabajo por delante para resucitar a un fiambre.