La confirmación del Barcelona de Xavi Hernández llegó con contundencia en el mejor escenario posible, el día de su estreno en el Santiago Bernabéu, donde castigó con un dominio abrumador de un clásico sentenciado al descanso a un Real Madrid huérfano sin Karim Benzema, con doble invento táctico fallido de Carlo Ancelotti y una falta de intensidad por su cómoda situación en el liderato que provoca un borrón en su Liga.
La oportunidad para el paseo estaba servida y no la dejó escapar un Barcelona necesitado de una alegría de tal calibre. Aubameyang había perdonado la primera clara, Ferran acariciando el poste en la segunda. El tridente culé desequilibraba en cada acción, sin respuesta alguna. Pedri añadía dosis de magia al dominio con un pase picado al puro estilo Laudrup y, en nueve minutos, llegó el premio merecido. El enésimo triunfo de Dembelé sobre Carvajal encontró el remate de cabeza a placer de Auba. Tan libre de marca como Araujo a un saque de esquina.
En un minuto de la reanudación, el castigo no pudo ser mayor. Ferran perdonó lo que no debe, con metros para correr y encarar a Courtois a los segundos del pitazo del inicio de la segunda parte. Y, a la siguiente acción, ponía en la escuadra el regalo de espuela de Auba.
La exhibición de un futbolista que ha aportado en el mercado invernal el gol que demandaba el Barcelona se cerró, con un tanto polémico. Definió Auba con clase en el cuarto, picando a la salida desesperada del portero madridista. Antes, el juez de línea había levantado el banderín por la posición de Ferran y provocó, según Casemiro, que no siguieran la jugada.
No había solución para un día tan negro, como su camiseta de estreno en el clásico para el Real Madrid. Deseó que el tiempo volara para escuchar el pitazo final, y se salvó de la “manita” de la deshonra por Courtois. Hasta 10 paradas, siempre vencido ante Ferran, Aubameyang, Dembelé y finalmente Memphis. La primera derrota liguera del líder en su estadio mancha una Liga que tiene en el bolsillo pero que debe certificar cuanto antes, por un golpe moral de un Barcelona que está de vuelta.
