La llama olímpica de los Juegos de Invierno Pekín 2022 se encendió ayer en las ruinas de Olimpia, en una ceremonia sin público y tan solo en presencia de algunas autoridades, en cumplimiento de la normativa sanitaria griega por la pandemia del Covid-19.
Por ese mismo motivo, el recorrido tradicional de la antorcha por toda Grecia que dura varios días y pasa por una serie de sitios arqueológicos, no se celebrará este año y su entrega al país anfitrión se celebrará hoy, en el Estadio Panatinaico de Atenas, donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos contemporáneos, en 1896.
El acto que, luego de días de intensas lluvias pudo celebrarse a pleno sol, comenzó con la izada de las banderas olímpica, griega y china, seguido por los tres himnos.
Entre las contadas autoridades que asistieron a la ceremonia figuran la presidenta de Grecia, Katerina Sakelaropulu, y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach.
El vicepresidente del comité olímpico chino, Yu Zaiqing, aseguró que Pekín podrá ofrecer unos juegos “seguros” a pesar de la pandemia, y destacó que la llama ha sido siempre la luz de la solidaridad y la amistad entre los pueblos.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, lanzó un mensaje velado a los críticos de los Juegos de Pekín y recalcó que las olimpiadas siempre han sido “universales” y han estado “por encima todas las diferencias que nos dividen”. “Unen a la humanidad en toda nuestra diversidad” y en un mundo donde la desconfianza ha aumentado, ha tendido puentes en lugar de erigir muros.
“Los Juegos siempre tienen que estar por encima de todos los conflictos… en un terreno político neutral, solo así pueden estar por encima de las diferencias políticas que hubo en la antigüedad y siguen existiendo”, subrayó el presidente del COI.
Luego de una danza de la coreógrafa Artemis Ignatiu, Yeoryíu entregó la antorcha al primer portador, el esquiador Yannis Andoníu, quien la condujo hasta el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, antes de entregársela a la segunda portadora, la china Li Jiajun (5 medallas olímpicas en los Juegos de Invierno de 1998, 2002 y 2006).
Atenas, EFE