El japonés Daiki Hashimoto se proclamó en Tokio campeón olímpico de gimnasia, el más joven de la historia en el concurso completo, cuando le faltan 10 días para cumplir 20 años.
“El que brilla grande”, es el significado de su nombre, empezó dominando la final, atravesó un bache, por una nota que consideró injusta, y fue capaz de asegurarse el oro en el último ejercicio del último aparato, en la barra.
Hashimoto sucede en la lista de campeones olímpicos a su compatriota Kohei Uchimura, oro en Londres 2012 y en Río 2016, el gimnasta con mejores resultados que ha habido nunca y que solo ha competido en Tokio en el ejercicio de barra. El nuevo campeón ganó con 88.465 puntos, por delante del chino Xiao Ruoteng (88.065) y del ruso Nikita Nigornyy (88.031), vigente campeón mundial y desde hace 2 días también campeón olímpico por equipos. Hashimoto, gimnasta desde los 6 años, se convierte en el probable dominador de la gimnasia mundial en el próximo decenio.
En un estadio Ariake conmocionado aún por la salida de Simone Biles en la víspera, y con la propia estadounidense en la grada para animar a sus compañeros, Hashimoto tomó la delantera en la rotación inicial (14.833), en su caso el suelo, seguido por Xiao (14.700) y por el brasileño Caio Souza (14.500), miembro de la gran familia de especialistas en anillos de su país. La barra era la última esperanza de Hashimoto, para alcanzar un oro que había rozado durante muchos minutos.
Xiao estuvo imperial: en las sueltas, en los giros, en los cambios de presa y en la salida. Su 14.066, con dificultad 6, fue recibido con asombro. Hashimoto salió al último, sabiendo lo que necesitaba para ser campeón: 14.533. Con una dificultad de 6.5, fue por todas y todas obtuvo: cinco sueltas vertiginosas y una salida perfecta merecieron un 14.933 que lo puso en órbita. Antes de conocer la nota ya se sabía campeón, y lo celebró con entusiasmo.