Claro
de luna con un camino bordeando un canal, pintado por el flamenco Aert van
der Neer en el siglo XVII, es el punto de partida del español Alberto Reguera
para crear una muestra inspirada en la obra del maestro flamenco para el Museo
Thyssen (España).
La exposición, que permanecerá hasta el 9 de mayo en el museo madrileño, fue un
encargo del propio centro de arte, y está enmarcado en la labor de la
institución por tender puentes entre el arte antiguo y el contemporáneo.
“Fue él quien eligió este cuadro, no es muy grande (35 x 65 cm) pero sí muy
sutil”, explicó Guillermo Solana, director artístico del museo, hoy en una
presentación virtual de la exposición.
El cuadro muestra un paisaje de noche, casi oscuro, en el que un claro de luz
de luna se abre paso entre la oscuridad. Reguera (Segovia, 1961) lo eligió por
“la sintonía” que la obra del flamenco entraña con su propio trabajo, marcado
por la abstracción, el paisaje y la experimentación con materiales.
El horizonte plano de los paisajes holandeses, donde Reguera vivió varios años
atrás, resuena en su universo pictórico y personal del artista. Son los mismos
que los de su Castilla natal, “es casi un paisaje de Rothko”, asegura.
La exposición ideada por el pintor está formada por una decena de cuadros de
diverso formato, que se ubicaron alrededor del cuadro del maestro flamenco como
si fuera un rompecabezas.
Pigmentos y texturas evocan el paisaje flamenco, en una sinfonía de color que
se expande por los laterales del lienzo. El objetivo era que cada uno de los
cuadros del proyecto fuera como una pincelada, como una parte “de una misma
secuencia”.
“El espacio es fundamental para mí, tanto como el pigmento o el pincel”, señaló
el pintor, que antes de comenzar a pintar, midió la sala en la que se iba a
exponer. Reguera es uno de los pintores abstractos españoles más reconocidos de
las últimas décadas. Su éxito ha sido mayor fuera de España, con exposiciones
en Asia y Europa. De hecho, esta misma exposición, viajará ampliada al Museo de
la Universidad de Hong Kong.
El proyecto tardó cerca de cuatro años en materializarse. Desde que fue
encargada, han pasado muchas cosas, entre ellas la pandemia, tiempos de
oscuridad como la del propio cuadro de Van Der Neer.
“Una cosa que me encanta de este cuadro es que se trata de una noche luminosa.
El arte nos puede ayudar a reflexionar en estos momentos, nos puede ayudar a
leer otras miradas sobre el paisaje”, cree el pintor.
- Agencia EFE