Ni la pandemia pudo impedir que Raphael volviera por Navidad, un año más, al principal escenario de Madrid. El sábado, el cantante español festejó 60 años de carrera en un concierto que generó debate y polémica en redes sociales, al celebrarse con cerca de 5 mil asistentes, cuando el contagio del Covid-19 repunta en España y se restringen las relaciones sociales.
“Qué felicidad más grande tenerlos enfrente. Esta noche es muy importante para mí y sé que para muchos de ustedes también, que esto empiece a rodar”, dijo Raphael desde el WiZink Center madrileño que, desde marzo, no había recibido a tanto público.
Como respuesta a la polémica generada en las redes sociales sobre la decisión de celebrar un concierto multitudinario en un espacio cerrado, el recinto informó ayer en un comunicado que se cumplieron todas las medidas exigidas para la realización del evento y que, incluso, se duplicó el espacio obligatorio entre butacas.
Más allá del debate, Raphael saltó puntual a las tablas, fiel a su estilo, de riguroso negro, pero dando espacio a la fantasía con una chaqueta de lentejuelas. Tras interpretar Ave Fénix, el divo no tardó en hacer suya una de las joyas prestadas de su último álbum, Vivir así es morir de amor, de Camilo Sesto.
Cerca de una treintena de canciones hubo oportunidad de escuchar a lo largo de las dos horas y 15 minutos de concierto, en el que no faltaron sus grandes éxitos, como Digan lo que digan y Mi gran noche. La presentación, además, contó con invitados como Manuel Carrasco y Pablo López, quien para el último disco de Raphael le hizo un tema a la medida: Treinta y seis.
Casi al final, sonaron las imprescindibles: Qué sabe nadie, Yo soy aquel, Escándalo y Como yo te amo. “¡Qué bonita noche! Muchas gracias. Y que el año que viene nos volvamos a ver con todo arreglado, ¡cuídense mucho!”, pidió el artista.