Miles de aficionados despiden a Diego Armando Maradona.
En el primer día sin Diego Armando Maradona, fallecido el miércoles, a los 60 años de edad, el pueblo argentino se movilizó en masa para despedir a su héroe en la Casa Rosada, donde ayer la bandera ondeaba a media asta y los cánticos se mezclaban con las lágrimas.
“Terrible, hoy es un día terrible para todos los argentinos y Diego lo demuestra, todo el pueblo está acá. Un dolor inmenso, toda la patria llorando al más grande, al campeón del mundo, chao Diego”, señaló a Efe uno de los asistentes a la salida del velatorio.
A escasos metros un padre y un hijo, ambos llamados Gustavo, se funden en un emotivo abrazo y, tratando de frenar las lágrimas, buscan las palabras para definir a una persona que transcendió al futbol para convertirse en un ícono.
“Nos conocen, gracias a Diego”
“Gracias por todo lo que nos dio, por llevar a Argentina a lo más alto del mundo, nos conocen en todo el mundo gracias al Diego, y perdón por tan poco”, afirmó a Efe el padre, para quien, a veces, los argentinos “criticaron su forma de ser, su forma de vivir, pero nunca agradecieron todo lo que les hizo feliz”.
Su mejor recuerdo del Pelusa se produce en la misma Casa Rosada, donde el 10 levantó un día de 1986 la copa de campeones del mundo.
“Yo estoy inmensamente agradecido, me hizo feliz con una pelota, hizo lo que nadie puede hacer”, agregó.
Su hijo no vio en directo los momentos más históricos, pero recuerda la vuelta a la Bombonera, a la que tan feliz hizo, como técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata.
“Lo primero que a uno le sale es decirle gracias, ¿qué más le puedes decir? El último recuerdo que tengo de él es la vuelta a la cancha de Boca siendo técnico de Gimnasia, eso es algo que lo vi y es algo que te llena, esto te llena, mira lo que es esto, no importa el club, no importa nada, hoy solamente el Diego”, aseguró.
Maradona es de todos
Maradona cerró la grieta política, y lo lloran por igual aficionados de cualquier equipo, ideología y condición. Ejemplo de esto son los dos Gustavo, ya que el padre es aficionado de River y el hijo de Boca, y en la multitud se pueden ver camisetas de todos los clubes, incluso del Nápoles italiano, donde Diego dejó también una huella imborrable.
Las emociones son muy diferentes entre los que salen del velatorio, la mayoría emocionados, con lágrimas y sin ganas de hablar, mientras una multitud hace cola para entrar, muchos de ellos con flores en sus manos, mientras por momentos entonan canciones como Diego no se murió.