Una gran exposición sobre el Renacimiento italiano, que muestra los orígenes y la evolución del estilo del escultor italiano Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel) y sus antecesores, abrió hoy sus puertas en el Museo del Louvre en París.
La exposición Le Corps et l’Âme (El Cuerpo y el Alma), que fue organizada junto al museo del Castello Sforzesco de Milán, explica principalmente a través de la escultura, el apogeo del movimiento renacentista italiano que tuvo lugar entre la mitad del siglo XV y principios del XVI.
La muestra se centra en la representación de la figura humana en toda su diversidad de movimientos. Conforme se avanza en el recorrido, de 140 obras, se observa la evolución de los rasgos de las piezas, de frías al principio, a más expresivas, más detalladas y más dulces al final.
Donatello era el mayor artista del Renacimiento en la Florencia del siglo XV, remarcó el conservador de las esculturas del Louvre, Marc Bormand. “En esta exposición vemos como el artista evoluciona de un estilo monumental a uno más detallista y expresivo, particularmente a través de obras religiosas”, explicó.
Es el caso de un relieve en bronce que representa la crucifixión, una de las piezas más valoradas de la exhibición por considerarse una de las precursoras del arte sagrado. “Donatello exprimió aquí el sentimiento y la pasión con el objetivo de conmover a los fieles en un momento en que las iglesias empezaron a encargar muchas obras de este estilo”, señaló Bormand.
El arte religioso vuelve a aparecer más adelante con cinco esculturas hechas de madera policromada entre las que hay un Juan Bautista musculoso, alto y con mirada de guerrero, al lado de una María Magdalena vestida con harapos, portando una vela y transmitiendo una mirada terrorífica.
Llama la atención la presencia de María Magdalena en un buen número de obras, representada en el relieve de Donatello como una de las personas más compungidas por la crucifixión, también en forma de dos grandes estatuas a color, en diferentes dibujos de Miguel Ángel y en un busto de terracota del escultor Guido Mazzoni.
La evolución hacia la expresividad de los renacentistas se consolida con el estilo voluptuoso que Miguel Ángel recoge de Donatello. Aunque nunca llegaron a conocerse, hubo otros escultores que hicieron de puente cultural entre los dos.
“El más importante transmisor de los estilos que conoció a los dos artistas fue Benedetto da Maiano, que encarna un arte más dulce e incluso sensual representado en la muestra con San Sebastián”, concretó el comisario de la exposición al mostrar la escultura del santo con el torso desnudo que parece estar en movimiento.
Según Bormand: “Pensamos que el artista más grande del siglo XV, Miguel Ángel, aprendió a tallar el mármol en el taller florentino de Da Maiano, que a su vez aprendió de Donatello”.
Una influencia que se ve claramente en una de las primeras esculturas del autor de El David, que se podrá ver en esta exposición hasta el próximo 18 de enero. Se trata de Cupido, una pequeña estatua que estuvo muchos años en una residencia privada de Nueva York y después en la Embajada de Francia en Estados Unidos.
La segunda mitad del siglo XV está marcada por la difusión del nuevo estilo renacentista por toda Italia que fue particularmente visible en Venecia, donde sus escultores buscaron un hilo conductor entre la belleza clásica y la expresión natural en las nuevas obras. “Las esculturas que tenemos delante muestran los dos sentimientos más difíciles de esculpir que son el afecto y el amor”, destacó Morland de la escultura de Tullio Lombardo que representa al dios Baco y a la princesa Ariadna.
*EFE