El Palacio de Festivales de Cannes, que en un mundo sin coronavirus debería haber inaugurado ayer la 73 edición de su certamen cinematográfico, cambió su tradicional alfombra roja por un mensaje de agradecimiento a todos los trabajadores de salud.
Las gradas de acceso lucen vacías de todo ornamento, y el espacio en el que se suele colgar la imagen oficial del festival mostraba en cambio un gran “MERCI”. “Gracias a nuestros trabajadores de salud, a todos aquellos que han garantizado el mantenimiento de las misiones esenciales y a todo el mundo por su civismo”, apunta ese mensaje, desplegado por iniciativa de la alcaldía local.
Las medidas impuestas por el Gobierno francés para frenar la expansión del coronavirus obligaron a posponer el festival en un primer momento y a contemplar nuevas opciones cuando vieron que tampoco podría celebrarse en los próximos meses, ya que los actos de más de 5 mil personas están vetados, al menos hasta septiembre.
El delegado general del festival, Thierry Frémaux, avanzó el domingo que a estas alturas resulta complicado contemplar la posibilidad de que haya una edición física en 2020, y señaló que a principios de junio publicarán una lista de las películas que hubieran formado la selección oficial de la muestra. EFE