En medio de la crisis sanitaria causada por el brote de Covid-19, muchos sectores de la economía se han visto afectados por la cuarentena para evitar contagios. Algunas empresas de servicios no esenciales han tenido que cerrar sus puertas, para detener el avance de la enfermedad.
No obstante, hay otras actividades que son vitales a pesar de esta pandemia. Una de ellas la producción de alimentos de consumo diario. El valle de Almolonga, en Quetzaltenango, es uno de los más grandes huertos que producen vegetales para satisfacer la demanda interna e, incluso, su producción se exporta hacia el resto de países de Centroamérica.
Desde las 4 de la mañana, los trabajadores de este próspero municipio eminentemente agrícola cortan la hierbabuena, arrancan las cebollas y riegan los sembradíos, rodeados de imponentes montañas del altiplano guatemalteco.
Esta crisis ha sacado lo mejor de las personas y ha revelado el espíritu solidario e imbatible de la mayoría. Cada vez que alguien prepara la comida para alimentar a su familia, detrás de ese plato está el esfuerzo de héroes anónimos que trabajan a diario para alimentar a un país entero.