El serbio Novak Djokovic acabó por la vía rápida con el suizo Roger Federer (3) por 7-6 (1), 6-4 y 6-3, y luchará por lograr su octava corona en Melbourne Park en la final de este domingo.
“Sólo quiero pedir respeto hacia él por haber jugado el partido a pesar de como se encontraba físicamente. Estaba muy lejos de su mejor forma por las molestias”, comentó ‘Nole’ tras el partido.
Su rival en la final será el ganador del duelo de este viernes, entre el austriaco Dominic Thiem, verdugo de Rafael Nadal, y el alemán Alexander Zverev.
No pudo vengarse el maestro de Basilea de la dura derrota que sufrió en la final de la pasada edición de Wimbledon cuando acabó perdiendo tras disponer dos bolas de partido con su servicio en el quinto y definitivo set.
Dos horas y veinte minutos le bastaron al de Belgrado para adjudicarse el quincuagésimo episodio de una de las rivalidades más famosas de la historia del tenis y doblegar a un Federer que llegó aquejado con molestias en el muslo izquierdo.
Atípico fue el comienzo cuando tres roturas se sucedieron tras el juego inicial de un Federer que se escapó por 5-2 y 30-0 a favor en la primera manga.
Sin embargo, el de Belgrado silenció las intensas muestras de cariño desde la grada hacia el suizo para robar un servicio en blanco cuando el destino del primer asalto estaba visto para sentencia.
Federerno respondió en un desempate que Djokovic se adjudicó por un incontestable 7-1 para acercarse más de cerca a la gran final.
El servicio de Djokovic que había sido su principal arma, como el propio jugador admitió en su pasada rueda de prensa, bajó su eficacia durante el primer parcial pero recuperó su esplendor con el marcador a su favor.