Diez minutos de inspiración llevan a la final al Atlético.
Fueron 10 minutos de inspiración, de despegue, de locura, de un Atlético de Madrid, hasta ese momento claramente superado, que llevaron al equipo rojiblanco a la victoria sobre el Barcelona (2-3) y a la final de la Supercopa.
No habrá clásico en la final. Sí derbi, contra el Real Madrid (12:00). Después de un choque con un tramo final loco que contempló el emerger de un equipo que hasta ese momento parecía desangelado, sin recursos. En manos de un rival superior, liderado por una gran versión de Messi y que se estrelló con un inmenso Oblak.
Fue el meta esloveno quien sostuvo al cuadro rojiblanco. Evitó otra vez un sinnúmero de ocasiones que pudieron provocar un mayúsculo triunfo azulgrana. Pero, al final, el cuadro de Diego Pablo Simeone recuperó la esencia. No fue tarde. Bastó y achicó en los últimos minutos a un adversario en evidencia.
Messi entendió pronto el sentido del encuentro y entró en acción. Dinámico, asumió su rol y lideró cada ataque del Barcelona, que pasado el cuarto de hora acumuló ocasiones de gol. La primera pasado el minuto 20, en una gran combinación entre Busquets, Griezmann, Luis Suárez y Jordi Alba que, de tacón, encontró a Messi. Raro es verlo fallar, pero su tiro lo salvó Oblak con los pies.
A la fuerza cambió la situación al inicio de la segunda parte cuando Koke, quien había sustituido al mexicano Héctor Herrera, batió al portero Neto, del Barsa.
El argentino Messi, en la primera que tuvo, igualó el partido. El 10 azulgrana aprovechó la fragilidad en la acción de Koke y Savic para ejecutar un disparo con la derecha que superó a Oblak. En pleno entusiasmo azulgrana, Griezmann pudo desnivelar cuando encaró al portero rojiblanco, pero su vaselina fue adivinada por Oblak. Marcó Messi a continuación, pero el VAR anuló el gol por mano, igual que otro después a Piqué, por fuera de juego.
A la tercera sí subió al marcador. Ya no pudo hacer más el portero del Atlético, que frustró el tanto de Suárez. El rechazo fue a parar a Griezmann, quien anotó.
Llegó la locura al final, con un penal de Neto a Álvaro Morata. El delantero lo transformó. Hubo otro después, por una mano de Piqué que el VAR no señaló.
Correa sentenció el resultado, al minuto 87, y con ello la clasificación a la final.