La deportación de más de 100 mil inmigrantes hondureños en 2019 desde México y EE. UU. parece no importarle a muchos de sus compatriotas, que estarían organizando una nueva caravana en busca de mejores condiciones de vida.
Los deportados en 2019 sumaron 108 mil 827, en su mayoría de Estados Unidos y México, y otros procedentes de Asia, Europa, Centroamérica y América del Sur.
La expulsión de 2019 refleja lo difícil que resulta ahora para los migrantes cruzar el territorio de México con la idea de llegar hasta territorio estadounidense.
Los acuerdos de asilo entre EE. UU., México, Honduras, Guatemala y El Salvador suponen un riguroso filtro para centroamericanos y mexicanos.
El expresidente del Banco Central de Honduras Hugo Noé Pino dijo que la migración es importante para su país, pese a la “desintegración familiar”, y que bien se podría “señalar que buena parte de del comportamiento de la economía hondureña se debe a la emigración”. Tegucigalpa, EFE