El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cumple
este sábado el primero de los seis años de su gobierno con algunos compromisos
cumplidos y también con enormes retos pendientes en seguridad, narcotráfico y
economía.
Estos son los diez momentos claves del primer año de López
Obrador:
1) La guerra al Huachicol. Fue una de las primeras acciones
del Gobierno de López Obrador para frenar el robo de combustibles que costaba
al país US $3 mil 343 millones anuales. El desabastecimiento de combustibles y
una explosión de un ducto abierto por criminales que causó 137 muertos marcaron
este momento.
Un año después el robo de combustible se ha reducido un 90 %,
según datos oficiales.
2) Guardia Nacional. Presentada como un nuevo paradigma de
seguridad, López Obrador creó la Guardia Nacional con miembros de las Fuerzas
Armadas que comenzaron a operar en julio pasado sin que hasta ahora haya
mejorado la seguridad y reducido la criminalidad.
La misión principal de la Guardia Nacional se ha centrado en
controlar la frontera sur para frenar la oleada de migrantes ilegales, a
petición de Estados Unidos. En los estados donde opera el narcotráfico su
presencia es testimonial.
3) Inseguridad y violencia. Con 35 mil 964 asesinatos
registrados en 2018, López Obrador asumió el Gobierno con la tarea de reducir
la violencia sin que para nada hayan mejorado los niveles de seguridad un año
después.
Ni la amnistía que dijo que ofrecería a los delincuentes, por
lo que fue muy criticado, ni su propuesta de “abrazos no balazos” o el reclamo
a los criminales para que piensen en sus madres, han funcionado por lo que la
seguridad se mantiene como uno de los grandes temas pendientes del Gobierno.
4) Culiacán. El campo de batalla que reveló la fuerza y poder
de los carteles de la droga quedó reflejado en la falta de estrategia y
coordinación del Gobierno en una operación para capturar a Ovidio Guzmán, el
hijo del capo Joaquín el Chapo Guzmán.
El fuerte enfrentamiento armado en las calles de Culiacán, Sinaloa,
duró cuatro horas y finalmente se liberó al hijo de el Chapo para evitar
un baño de sangre, según el propio López Obrador.
El sangriento ataque a las familias mormonas del 4 de
noviembre, que dejó nueve muertos, volvió a mostrar el reto que representan los
carteles de la droga y la fragilidad de la estrategia de seguridad nacional,
que estaría en entredicho si Estados Unidos los califica como organizaciones
terroristas.
5) EE. UU. y Donald Trump. Aunque nunca se han visto en
persona y ambos están en extremos ideológicos, López Obrador asegura mantener
una gran relación con Trump, que a golpe de mensajes en Twitter fija la
agenda de México, desde temas de migración, aranceles, el acuerdo de Libre
Comercio que ambos tienen con Canadá y ahora el narcotráfico.
El presidente mexicano suele evadir cualquier pregunta sobre
Trump. López Obrador dice que no quiere polemizar y no quiere confrontar a
Trump. Tras la declaración de Washington de considerar terroristas a los
carteles de la droga mexicanos, López Obrador ha respondido: “Cooperación sí,
intervencionismo no”.
6) Migración. Es el Caballo de Troya en la relación con
Trump. La política migratoria de México pasó en pocos meses de ofrecer trabajo
a migrantes a poner a la Guardia Nacional de muro en la frontera sur para
satisfacción del presidente estadounidense que reclamó a México mayor control a
cambio de no castigarlo con aranceles que habrían puesto en jaque la economía
del país.
Además de frenar la migración, con más de 150 mil migrantes
detenidos y 94 mil deportados este año, el Gobierno mexicano pretende impulsar
las inversiones en países de Centroamérica para desincentivar la migración.
7) Relación con América Latina. El asilo a Evo Morales tras
haber sido forzado por los militares a dejar la Presidencia de Bolivia y las inversiones
del Gobierno mexicano en Guatemala, El Salvador y Honduras marcaron las
relaciones de López Obrador con América Latina.
López Obrador esgrime la ortodoxia de la política exterior de
la Constitución mexicana, como el principio de no intervención y la solución
política de controversias, para evitar pronunciarse sobre casos como el de
Venezuela, aunque el asilo a Morales lo coloca más cerca de los Gobiernos
izquierdistas.
8) Relación con empresarios. Alfonso Romo, un millonario
empresario que ejerce como jefe de gabinete de López Obrador, es el principal
vínculo del presidente con el poder económico que ha respaldado sus programas
sociales.
El Plan Nacional de Infraestructura, presentado unos días antes de la efeméride del
primer año de gobierno, resume la relación de los poderes políticos y económico
con la intención de promover una millonaria inversión pública y privada que
genere crecimiento económico.
9) La prensa. Es el adversario al que dirige casi todos su
dardos López Obrador en sus diarias conferencias matutinas con adjetivos como “fifí”
y con descalificaciones hacia los medios que considera “conservadores”.
Al rechazo personal se suma su política de comunicación que
recortó la publicidad a los medios, lo que genera un debate sobre los alcances
de la libertad de expresión, del derecho a la réplica y un entorno social
adverso a una prensa bajo asedio criminal que tan solo en el actual Gobierno ha
dejado ya 13 periodistas asesinados.
10) El gabinete. La personalidad de López Obrador prácticamente
ha avasallado el trabajo de los miembros de su gabinete, en el que destaca el
canciller Marcelo Ebrard como un todo poderoso supersecretario, que se encarga
de la política exterior, de la migración (en la frontera sur) y de la seguridad
(como en la reciente masacre de Sonora).
Los secretarios más visibles son el de la Defensa Nacional,
el general Luis Cresencio Sandoval; el de Marina, el almirante José Rafael
Ojeda, y el secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, encargados de
combatir la inseguridad, el gran pendiente del Gobierno de López Obrador. México,
EFE