Hace tres años, el municipio San Pedro La Laguna, Sololá, emprendió una misión que podría parecer imposible, y fue la prohibición de la bolsa plástica, la pajilla y el duroport. Esto desató una controversia entre los vecinos y los comerciantes que vieron afectados sus interéses.
Tres años después, el panorama ha mejorado de forma favorable, pues, de acuerdo con el alcalde Mauricio Méndez, el uso de la bolsa plástica se ha reducido en un 80 por ciento, y mediante la planta de procesamiento de plástico que se implementó en 2016 el reciclaje parece estar dándole un respiro a este municipio ubicado en la cuenca del lago de Atitlán, el cual depende económicamente, en su mayor parte, del turismo.
Salvador Quiacaían, líder del Consejo de Ancianos de San Pedro La Laguna, recuerda cómo los sembradíos de café se llenaron de bolsas plásticas, haciendo díficil la tarea de preparar la tierra y que esta absorviera las lluvias.
En la actualidad, los vendedores del mercado usan hojas de maxán, parecida a la hoja de plátano, para envolver los productos.
La comunidad parece haber hecho conciencia de la importancia de preservar la cuenca del lago de Atitlán libre de residuos, y de esa manera fomentar el turismo sostenible, clave para el desarrollo del municipio.
Por Luis Echeverría