El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) reconoció hoy el trabajo de un proyecto impulsado en Guatemala, por las oportunidades de desarrollo que brindan a las mujeres rurales.
Se trata de una iniciativa de desarrollo rural sostenible que ha permitido certificar a mujeres como formadoras rurales indígenas, quienes ahora trabajan como promotoras de desarrollo en sus comunidades.
Neida Mollinedo, representante de ese programa administrado por el Gobierno, detalló que formaron a 3 mil mujeres en la cultura del ahorro y el préstamo comunitario, para que puedan administrar los recursos en cadenas productivas con sus correspondientes planes de negocio.
La financiación de proyectos para la producción de cacao, miel, café y textiles les ha ayudado a mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias, al tiempo que muchas se han beneficiado de estufas más eficientes y cisternas para la recolección de agua.
El presidente del FIDA, una agencia de la ONU con sede en Roma, Gilbert Houngbo, destacó que reducir la brecha de género en Guatemala y otras naciones donde se impulsan iniciativas en favor del sector femenino, que también fueron premiadas, ha sacado de la pobreza a cientos de miles de personas.
“Debemos hacer más y emprender acciones colectivas mediante inversiones focalizadas, con el fin de lograr justicia social y dignidad para esas mujeres, y bienestar para sus hijos”, aseguró Houngbo.
La ceremonia de entrega de los premios del FIDA sobre cuestiones de género, que contó con el apoyo de España, se celebró en la víspera del Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se conmemora el 15 de octubre.
El embajador español en Italia, Alfonso Dastis, recordó que el sector femenino aporta más de la mitad de los alimentos producidos en el mundo; sin embargo, representan un 70 % de quienes padecen hambre.
“Debemos garantizar la participación plena e igualitaria de las mujeres en educación inclusiva y de calidad”, señaló Dastis, que llamó a facilitarles acceso a la tecnología y modos de producción agrícola, implicando a los hombres y niños como “aliados” de su empoderamiento.
Además, fueron galardonados un programa de promoción de actividades agropastorales para jóvenes de Camerún, uno de producción agrícola sostenible de Malaui, uno para aliviar la pobreza en Pakistán y uno destinado a la restauración de la cuenca del río Murat en el este de Turquía, por su forma de involucrar a las mujeres.