La nueva serie de HBO, inspirada en la novela gráfica Watchmen y que han bautizado con el mismo nombre, se enfrenta al que su creador, Damon Lindelof, ha descrito como un supervillano imposible de vencer: la supremacía blanca.
“Una de las características de Watchmen es que tienes a héroes bien intencionados luchando y un malo invencible, y sentí que la supremacía blanca era merecedora de ese papel”, explicó en una entrevista Lindelof.
Responsable de shows de enorme impacto como Lost, este productor y escritor propone una realidad alternativa en 2019, 30 años después de la historia que cuenta el cómic original, en la que una organización racista ha iniciado una oleada de ataques contra las fuerzas de la ley, que se ven obligadas a ocultar sus rostros.
Un argumento que no ha elegido por casualidad: “Creo que la supremacía blanca es un gran problema, no sólo en EE. UU. sino en todo el mundo. (…) Es una plaga, una enfermedad de nuestra sociedad”, opinó Lindelof.
Este Watchmen, como ha aclarado en varias ocasiones, no es una copia de la icónica obra de Alan Moore, que el propio Lindelof ha descrito de “sagrada”, sino una adaptación que introduce nuevos personajes y que se plantea en un escenario completamente distinto.
Porque la serie, que llega a la pequeña pantalla estadounidense el 20 de octubre, sucede en un 2019 paralelo en el que el actor Robert Redford es el presidente más longevo de EE. UU., desde 1992, y no existen ni los teléfonos inteligentes ni internet.
Igual que el cómic de Moore tenía como escenario las tensiones ante una posible guerra nuclear entre EE.UU. y Rusia, la serie de HBO también toma inspiración de las dificultades que atraviesa actualmente la sociedad, como el racismo.
“Creo que es muy bueno que una historia en un universo paralelo apunte cuáles son los problemas de la sociedad”, opinó el actor británico Jeremy Irons, que interpreta al personaje inspirado en Ozymandias. “Me parece bien que las historias que sean inmensamente entretenidas que también alimenten la mente”, añadió.
El ganador de un Óscar confesó que las producciones de superhéroes no son lo suyo, pese a haber participado en un par de películas de este estilo en los últimos años, pero reveló que decidió apuntarse a este proyecto por la pasión mostrada por Lindelof.
“He vivido una historia de amor con Watchmen desde que tenía 13 años, cuando mi padre me pasó el cómic”, apuntó el creador, que dijo haber aprendido todo lo relacionado con la narrativa de esta obra, por lo que no podría “decir no a la oportunidad de devolver esta deuda”.
Lindelof apuntó que se ha arriesgado con un “reflejo de los tiempos que vivimos a través de un prisma que ya entendía y amaba”, como es la obra de Moore, aunque se mostró preocupado por la recepción de su versión.
*EFE