Desde que comenzó lo que se conoce como industria alimentaria, que no es ni más ni menos que la introducción al mercado de toda clase de “alimentos” preparados y precocidos, presentados en bolsitas plásticas o de otros materiales sintéticos, así como los diversos refrescos ofrecidos en botellas de vidrio o desechables, los consumidores han empezado a tener altos grados de deficiencia nutricional.
Esto no es algo nuevo. Lo vemos desde hace algunos años. El problema es que nadie se preocupa por conocer que tan “nutrientes” son los alimentos embolsados, los refrescos saborizados a base de azucares de dudosa procedencia o preparación, sino todo lo contrario, cada vez es más fácil recurrir a ellos por la sencillez, practicidad y rapidez con que se sirven, y porque están al alcance de la mano cuando el hambre “aprieta”.
En muchos centros estudiantiles, laborales, etc. las cafeterías que ofrecían alimentos de nutrición aceptable, están desapareciendo y las máquinas están tomando su lugar; de esta cuenta, las máquinas y los refrigeradores son el único lugar donde los adolescentes en desarrollo pueden obtener “algo” para comer.
Lamentablemente lo que obtienen de la alimentación es falta de los nutrientes, especialmente de proteínas que son los elementos principales que la juventud estudiosa y deportista necesita para su desarrollo físico e intelectual.
Los “alimentos” procesados y refinados han perdido tanto de sus nutrientes y les han agregado tantos químicos, que no solo no alimentan su cuerpo, sino más bien lo enferman. Los expertos señalan que existen, en promedio, 64 nutrimentos, pero si usted no recibe suficiente cantidad de ellos, su cuerpo siempre estará carente de los elementos básicos para que tenga un desarrollo aceptable y disfrute de una buena salud, lo que la dará una vida plena.
Por: Enrique Bremermann
