Una de las claves para continuar las tradiciones guatemaltecas en Semana Santa es el cuidado de las imágenes que se procesionan. De especial interés es Jesús Nazareno del Rescate, de la Rectoría de Santa Teresa, pues es el único que transita por el Centro Histórico cada Miércoles Santo.
El Señor del Miércoles Santo fue restaurado, como se dice coloquialmente, hace pocos años. El procedimiento reveló que había sido alterado más de una vez. Para hablar con propiedad al respecto se consultó a Luis Manuel Muñoz, coordinador del proyecto, realizado por el Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales Muebles, de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, del Ministerio de Cultura y Deportes.
Hallazgos
El trabajo de restauración fue solicitado en 2012 por fray David Noguera, entonces rector de Santa Teresa. Noguera notó que el Nazareno Carmelita tenía muchos daños y “había que hacer algo para rescatarlo”, dice Muñoz. Ingresó en los talleres el 8 de abril de 2013 y el proceso concluyó el 14 de marzo de 2014, durante la rectoría de fray Juan Manuel Siney.
El tiempo efectivo dedicado a las labores se estima en 10 meses. Contó con la participación multidisciplinaria de 5 profesionales especializados: escultor tallador, restauradores de madera y policromía, y un herrero estructural. Según las teorías recientes de cuidado del patrimonio, se distinguen 3 variantes del proceso de conservación: preventiva, curativa y la restauración propiamente dicha.
Muñoz indica que con Jesús del Rescate se acudió a las tres medidas. Primero se hizo un diagnóstico visual, con algunos análisis químicos, pruebas de materiales y exámenes de luces y radiológicos. Los resultados establecieron una propuesta de tratamiento, aunque era de esperar variaciones, pues pueden surgir problemas que no habían sido detectados.
El Nazareno reveló desperfectos acumulativos, como el agotamiento natural de sus materiales, manipulación excesiva a través del tiempo, efectos por terremotos, traslados y ataques biológicos de microorganismos. Su vínculo devocional y las procesiones produjeron problemas: descuidos e intentos fallidos de corrección de daños, explica Muñoz. Asimismo, alteraciones
tendientes a actualización de la estética de las distintas épocas, cambios en la postura o policromía, agregado o sustitución de piezas y repintes más o menos favorables.
Uno de los daños más evidentes del siglo XX fue el cambio de los ojos de madera por los de vidrio; una fractura en un pie, clavos para sostener el resplandor, corona de espinas y cabelleras; tornillos en el cuerpo para sostener indumentaria y adición intencional de rellenos para aumentar dimensiones y lograr efectos más dramáticos. “La conclusión es que la imagen es sumamente antigua, quizá de los primeros nazarenos. Según sus rasgos, podría ser de la segunda mitad del siglo XVII”, comenta Muñoz.
Es muy difícil definir cuántos trastoques fueron. No se le detectó algo interno, ni marcas, solo una serie de exvotos colocados en la peana, los cuales fueron retirados y entregados para que se ubicaran en su camarín. De acuerdo con la Ley de Patrimonio vigente, tiene declaratoria automática y categoría A, como patrimonio nacional tangible. Por otro lado, no se puede tener certeza de cuándo sucedió al menos una de las intervenciones descritas, anteriores a la era de la conservación profesional en Guatemala.
Documento importante
Pese a las dificultades para consolidar la procesión de Jesús del Rescate, su Asociación de Devotos llevó un registro de ciertas actividades a partir de 1955. En el primer libro, un documento consigna un gasto del 24 de septiembre de 1956, por Q50, pagados a Raymundo Vielman por “retocar” al nazareno. Este especificaba realizar el trabajo dentro del templo y no hacerle ninguna transformación “a la escultura antigua”.
No se mencionan las acciones específicas que incluía el retoque. Al menos alguno de los repintes u otros procedimientos detectados en la conservación de 2013 y 2014 provienen de este momento. El hallazgo ratifica que la procesión del 56 fue satisfactoria. Posiblemente era necesario adaptar la estética a la moda, pues el cortejo no salía desde 1941, y
seguramente los gustos habían cambiado.
El comprobante de la transacción está al reverso de una hoja de papel sellado, escrita a máquina, y el nombre de quien realizaría la intervención fue colocado posteriormente, a mano, con lapicero azul. No aparece el acta en que se dispuso la intervención, pero el documento sugiere que el director-capellán de Santa Teresa, Federico Nanne, y/o la Asociación, presidida por José Luis Aquino, estaban de acuerdo y decidieron pagar el procedimiento antes de encontrar al candidato.
Ahora se sabe que estos encargos, a mediados del siglo pasado, se concebían como “retoques”. Vielman es el escultor a quien se le atribuye Jesús de las Palmas, de San Miguel de Capuchinas, cuya procesión sale el Domingo de Ramos desde 1948. A medida quecontinúe la investigación, se agregarán datos a la historia pasada y reciente del Nazareno del Rescate.
Colaboración de Marco Antonio Valladares, Arqueólogo e historiador del arte.