El fuego, originado en el tejado, dañó buena parte de las obras interiores.
La catedral de Notre Dame, ícono de París y exponente del arte gótico, sufrió ayer un incendio que acabó con parte de su estructura y sumió a Francia en un estado cercano a la conmoción.
La intervención de unos 500 bomberos evitó que se redujera a cenizas una obra que desde hace ocho siglos se convirtió en un símbolo de la ciudad y que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.
Recuento de los daños
Las mangueras, que vistas desde la distancia parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja, quedaran totalmente destruidos.
El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo.
Con las primeras llamas sonaron las campanas del templo, un clamor muy ligado a la historia de Francia, a sus eventos felices y a los más tristes. El difícil acceso a la isla en la que está enclavada la catedral, rodeada por las aguas del Sena, dificultó la labor de los bomberos, que se centraron en evitar que el fuego dañara la estructura y provocara el derrumbe del monumento, en particular de la torre norte, la más afectada de las dos.
Luego de un primer momento, en el que las autoridades temieron lo peor, el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, lanzó un mensaje de esperanza y aseguró que, aunque conviene ser prudentes, todo hace indicar que la estructura de la catedral se salvará.
Una parte de los franceses
Toda Francia tenía sus ojos clavados en la televisión, que transmitía cómo las llamas devoraban un símbolo de su país. “Estoy triste al ver cómo arde una parte de todos nosotros”, escribió Macron, en su cuenta de Twitter.
“La reconstruiremos”, aseguró el Presidente, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, donde llamó a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido. Su preocupación era la de todo el país, al tiempo que afloraban los mensajes de apoyo y solidaridad de todos los rincones del planeta.
Un Ave María resonó en los alrededores del monumento, entonado por los testigos del incendio que se agolparon en los aledaños. La emoción de franceses y turistas era patente ante la catástrofe. El rector del templo, monseñor Chauvet, dijo que se salvaron las principales reliquias. El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los retablos, que no pudieron ser salvados.
Son 13 millones de visitantes los que flanquean cada año las puertas de uno de los monumentos más concurridos de Francia, y uno de los más reconocidos, escenario de obras de Victor Hugo, de películas y de una iconografía enorme.
