Los diablos rojos eliminan al PSG de la Champions.
El París Saint-Germain vivió atormentado en la Liga de Campeones y ayer firmó un nuevo fracaso en octavos de final contra el Manchester United, que despertó los fantasmas del equipo francés para acceder a los
cuartos de final.
El proyecto catarí de las riberas del Sena naufragó, y lo hizo cuando tenía todo a favor, como un resultado que le beneficiaba, cosechado en Old Trafford, pero que se convirtió en cenizas cuando en el descuento, ayudado por el VAR, el árbitro señaló un penalti que dejó frío el Parque de los Príncipes.
Fue el remate a un partido nefasto para el PSG, que antes había regalado dos goles y que solo un tanto del español Bernat, el mismo que les dio el pase a los octavos con sendos tantos frente al Nápoles y el Liverpool, había dejado con vida hasta la recta final.
Los franceses habían dominado frente a un inerte Manchester que plagado de bajas se confió de los errores del rival, incapaz de construir juego, pero que vio cómo Romelu Lukaku se ponía la capa de superhéroe al marcar un doblete.
Era el prólogo de un drama que se consumó en el instante final, cuando ya no había margen de maniobra para corregir la tragedia.
Sin el lesionado Neymar, que lo vio todo desde el palco, sin Cavani, renqueante y que solo entró cuando no había solución, el equipo de las estrellas, construido a fuerza de talonario por los cataríes, dijo adiós al objetivo.
En medio de la intensa lluvia que no dejó de caer en París, el United de Ole Gunnar Solskjaer, que cogió las riendas de un proyecto que había dejado a la deriva José Mourinho, dio la campanada en la capital francesa.
Fue una clasificación increíble, fundada en los errores del rival, asentada solo en la fe en sus opciones, que no perdieron hasta el final.