Tatuajes, crestas de colores, piercings y estrafalarios atuendos eran la carta de presentación de Keith Flint, cantante del grupo británico The Prodigy, quien ayer, con 49 años, decidió terminar con su paso por este mundo. Su suicidio lo confirmó la Policía de Essex (Inglaterra) y más tarde su hermano musical, Liam Howlett.
Responsable del salto mainstream
Fue de la mano de Liam Howlett, allá por 1989, que Keith Flint empezó su dilatada carrera musical, en la que llegó a vender 30 millones de discos. Los dos británicos se conocieron en una fiesta rave, y eran famosos por sus desenfrenos y música underground.
Howlett y Flint conectaron rápidamente al ver que compartían su gusto por la música electrónica dura y diferente. Ese fue el germen de The Prodigy, en el que durante los primeros seis años Flint, nacido al este de Londres en 1969, actuaba solo como bailarín.
Con el vocalista y rapero Maxim como tercera pata de la agrupación, 1996 supuso un antes y un después para una banda que hasta ese momento se había desenvuelto en la marginalidad. Fue gracias a la letra y voz de Flint con el single Firestarter, que el trío terminó de despegar y el bailarín pasó a convertirse en su buque insignia.
La canción destronó de las listas de éxitos a How Deep is Your Love, de Take That, y vendió no menos de 600 mil copias en el Reino Unido. La actuación de Flint en el video musical en blanco y negro era tan escalofriante que las televisiones acordaron no emitirlo antes de las 21:00 porque aterrorizaba a los niños.
Impulsado por el éxito de Firestarter, el tercer disco de The Prodigy, Fat of the Land, que incluía otra de sus canciones más icónicas, Breathe, se colocó rápidamente en el número uno en EE. UU. y en el Reino Unido, y vendió millones de copias en todo el mundo.
Hito
A pesar de su salto al mundo mainstream, su música no se vio nunca sometida a los caprichos de las modas y se mantuvieron fieles a su estilo, inclasificable dentro de los géneros convencionales.
Con la única excepción de su disco debut en 1992, Experience, los siete álbumes de la banda, el último, The Tourist lanzado en noviembre de 2018, han alcanzado primer puesto en las listas de éxitos británicas. Ese hito los sitúa a la altura de figuras como Elton John, Paul McCartney, George
Michael y Coldplay.
En una entrevista con el diario The Guardian en 2015, Flint lamentaba que en la música actual nadie se atrevía a ser “peligroso”. Sus incendiarios conciertos pusieron de manifiesto que ellos sí se salían de lo establecido y con su fusión de tecno, breakbeat y house, dieron espectáculos que no pasaban desapercibidos.
En la actitud transgresora también jugaron su papel las adicciones, de las que Flint fue esclavo confeso durante muchos años de su existencia. Una vida que llegó a su fin meses antes de alcanzar el medio siglo y dejó a The Prodigy huérfano del más estrambótico de sus integrantes.